Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura : vol. IV Crisis medioambiental y pandemia

Dos aprendizajes posibles de la crisis COVID-19 41 Una primera lección Una primera lección de la COVID-19, que debiera tornarse sentido común, es el llamado a interpretar la historia como historias de ecologías. No estamos proponiendo sustituir el diamat por un ecomat, sino de entender que la forma de existir de lo viviente es a través de ecologías. Que el año 1520 es una marca de esas travesías, en que ecologías nómades e indianas son acorraladas por ecologías imperialistas, agricultoras y sedentarias. Las formas de convivencia son históricas y en ellas no hay caminos ni vías, sino travesías, intempestivas, catastróficas (Haudricort, 2019). ¿Como sería una historia ecológica de la COVID-19? No creemos en la novela negra ni en la crisis terminal de nada. Solo intentamos comprender los decursos de los seres vivos en la delgada capa de las zonas críticas, acorralados por una ecología de ideas muy agotadas e insuficientes —ideas, al final, que tienen derecho a ser cosas o cuasi objetos, o hiperobjetos con derecho de ciudad en el territorio intelectual—. Una expresión de que las principales categorías intelectuales de Occidente no sirven para dar respuestas precisas. Quizás, en justicia, habría que señalar la ecología y biología, el estudio de zonas críticas, las filosofías no dualistas y la historiografía ambiental como hijos intelectuales excepcionalmente brillantes, valiosísimos, de ese mismo Occidente. Pero lo que hoy tenemos, como resultado neto, es una civilización puesta de bruces por un virus de 7.5 kb del tamaño de un sticker (Carvajal y Cox, 2020) o, en la versión más elegante de Sagan, de diez mil bits (Sagan, 1980). Esta vez la causa se confunde con el efecto. En un mundo hecho de enredos y enredos, de loops y contraloops , de forvalues y foreach interminables en los softwares multicelulares, no es distinguible el comienzo de sus resultados. Como si los gobernantes del mundo citaran de memoria a Eliot y nos dijeran “en mi principio está mi fin”, en una recursiva inversión causal la pandemia se deshoja por sus efectos, por la caída dramática de la vida colectiva (los abrazos, el tango), las economías, los viajes, las partidas de futbol. El efecto más dañino no puede ser

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