Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura : vol. IV Crisis medioambiental y pandemia
Cuadernos de Beauchef 144 ilustrar la idea de “relato” a la que me refiero. Ocurre que, cuando se usa como sinónimo de “esfuerzo”, una acepción cargada de ideología recorre de punta a cabo su puesta en discurso. De tal modo que el mérito, en boca de un político o un economista de derecha, es un vector que conduce a la idea, bastante tácita, de que quienes son pobres no son necesariamente los más trabajadores; muy por el contrario, los pobres reproducen una especie de determinismo atávico en el que siempre fracasan, porque no han sido investidos del tan mentado “mérito”. Detrás de toda meritocracia se esconde un marcador discursivo de clase. El mérito en sí no es el problema; el punto es que su uso adquiere un efecto connotativo que subraya las ventajas de un sistema abiertamente discriminatorio. Su opuesto sería el trabajo colaborativo a partir de solidaridades compartidas; es decir, la producción de fraternidad que, en palabras de François Dubet, posibilita un espacio de igualdad que permite el acceso de las mayorías a la educación, la salud y el trabajo. Toda la narrativa de país emblema y ejemplar evidenció de golpe sus fallas sistémicas, revelando aquello que los economistas disfrazaban en estadísticas mañosas. El enriquecimiento acelerado de una elite muy autocomplaciente, sumado al mejoramiento parcial de condiciones de acceso a bienes por parte de una indefinida clase media, nunca terminaron de sellar la brecha enorme de pobreza que separaba cada día a más a la población. La modernidad, y su cara más pedestre, la modernización, llegaron solo a un par de comunas y otro tanto de barrios privados, en los que generalmente abundan los supermercados y las cadenas de farmacias. Pero en ese otro país, en el que solo existe un consultorio desprovisto de infraestructura y recursos humanos, la noticia del virus llegó de improviso, sin la existencia de una red social de apoyo, salvo el de los inefables alcaldes, deseosos de aparecer en los matinales de la televisión pública. A la falta de decisiones —y responsabilidades— políticas, Chile siempre ofrece una salida solidaria, basada en un contradictorio repertorio de frases clisés. Nuestra humanidad, la solidaridad de los pobres, esconde la enorme diferencia material que los poderosos cubren bajo una escenografía asistencialista. Así, hasta los narcos que controlan muchos barrios depreciados resultan más astutos que la clase política mandatada por el capital. Efectivamente, como
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