Gobernanza y protección de derechos civiles y políticos en contexto de Pandemia COVID-19
La dificultad que experimentó la élite gubernamental a la hora de leer la realidad de la mayor parte de los ciudadanos del país implicó que la pan- demia se asumiera únicamente como un problema sanitario, obviando las consecuencias sociales, económicas y relacionadas a la salud mental. Esta situación no sólo acentuó la pérdida de credibilidad sobre lo que se estaba informando, sino que también hizo más evidente el distancia- miento entre las autoridades y la ciudadanía, así como con los grupos socioeconómicos vulnerables a quienes se les ordenó el confinamiento sin tener condiciones para hacerlo ni para obtener ingresos que les per- mitieran mantenerse. Tampoco ayudó la confesión del Ministro de Salud sobre su ignorancia respecto a las condiciones de hacinamiento de una parte de la población que obviamente impedían cumplir de la manera adecuada con la distancia social recomendada o su reconocimiento de que “el castillo de naipes se derrumbó” cuando la cifra de contagiados y muertos hizo evidente que no bastaba con comprar ventiladores para controlar el COVID-19. En un contexto en que el país se encontraba en estado de emergencia, con toque de queda y con militares patrullando las calles en las noches, ya instalada la desconfianza en las autoridades y en los medios de comu- nicación tradicionales, las redes sociales se convirtieron en fuentes de información para algunos, entregando información fidedigna en algunos casos y en otros difundiendo noticias falsas o burlándose de lo dicho por las autoridades, contribuyendo así a crear escepticismo entre los usua- rios más jóvenes y conduciéndolos a no creer en la información entrega- da y desobedecer las recomendaciones de confinamiento. La incapacidad de las autoridades de gobierno de “ver” las necesidades y angustias de los otros condujo a manifestaciones callejeras contra el hambre y la falta de ayuda estatal. Simultáneamente, esta incapacidad hizo emerger otras voces autorizadas más cercanas y empáticas con la realidad de la mayoría: el Colegio Médico, epidemiólogos y otros espe- cialistas del área de la salud, instituciones como Espacio Público y uni- versidades, así como alcaldes y otras autoridades locales que en muchos casos levantaron discursos abiertamente discrepantes y críticos con los del gobierno y el MINSAL en los medios de comunicación. Sin embargo, esas voces no siempre fueron escuchadas por el gobierno, ejemplo de esto fue la puesta en marcha de cuarentenas flexibles, el lanzamiento de la idea de “nueva normalidad” y posteriormente con el desconfinamiento derivado del Plan Paso a Paso. .70. POSITION PAPER N°2 LORETO REBOLLEDO Directora del Instituto de Comunicación e Imagen.
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