Re-vision del cine chileno

tamaño del plano que permite observar los elementos en juego. La cámara no describe, no s:gue la entrada y salida de los personajes, sino los hace entrar directamente a cuadro, al espacio delimitado por ella, donde está lo im– portante, porque allí van a ocurrir los hechos. Dentro del cuadro quieto se centra la acción y los personajes no tienen más que entrnr o salir de él. La cámara no pierde el tiempo. Su rigidez Indica el valor del espacio encua– drado y de lo que en él acontece. En este sentido existe una Integración entre la puesta en escena y el uso de la cámara. Este establec·miento de un espacio y un juego de relaciones en él es muy claro en la segunda escena de la parroquia. transcr.ta en la página 58. Toda la situación se establece sobre la base del uso de dos espacios: frontis de la parroquia y patio parroquial. Frente a ellos la cámara se instala y en diversos planos fijos que encuadran básicamente el mismo espacio y per– miten un juego de relaciones que narran una situación completa. Veamos el tratamiento dado a lo que ocurre en el frontis de la parroquia. 1- Front;s de la parroquia. P!ano general. Un cura lee su breviario. Entra a cuadro el negro. habla con el cura y sale de cuadro. 2. Entra a cuadro Rodríguez corri endo, en plano general frente a ia parroquia. 3. En un plano muy similar entran a cuadro los Talaveras en busca de Rodriguez. Hablan con el cura. quien en– tra a la iglesia. 4. Plano general. Se ve el frontis de la parroquia en pers– pectiva. Tras de uno de los muros de la lglesia entra a cuadro el coche que conduce Rodríguez. De la Igle– sia sa~e el cura con el monaguillo. Los Talavcras pre– sentan armas, el cura sube al coche, parte y sale de cuadro. Un solo espacio visto a través de un cuadro fijo recibe la entrada y salida de personajes que se mueven dentro de él, relacionándose. Todos los planos t ienen la igles'a 66

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