Re-vision del cine chileno
bitrarias. la cámara no tiene un sentido seleccionador que oriente su atención dentro del tema ya definido por la estructura. Pero si los objetivos de Guzmán hubieran es– tado claros es evidente que la cámara habría podido no sólo descansar, sino trabajar un estilo menos artificioso. Es significativo que en una encuesta realizada por la Escuela de Artes de la Comunicación de la Universidad Católica de Chile en los días Inmediatamente posteriores al estreno, un 25% de los encuestados se confiesan moles– tos por el excesivo movimiento de la cámara. El desplie– gue traiciona las Intenciones didácticas del director, pues evidentemente distrae del supuesto obJetiívo generador del fllme y nada aporta a la conformación de una Imagen nueva o viva, como seguramente supondría Toño Ríos an• tes del montaje. Pero es verdad también que no sólo la éámara expresa confusión. sino Guzmán y el -país entero. SONIDO En térmlnos generales se trata de una banda sonora realista, ocupada por parlamentos de entrevistas que avan– zan en forma paralela con la Imagen o utilJzada por el na– rrador (Marcelo Romo) para Informar, ampliando con ello las Implicaciones significativas de la Imagen. Una excepción a esta forma realista es ·la presencfá que adquiere el sonido en aquellas secuencias donde el director maniflesta su opinión. En ellas el sonido es usado en términos de contrapunto a la Imagen con la finalidad de crear con el efecto una reacción motivada por la opo~ siclón entre la imagen y el sonido. Junto a la aridez con que se entrega la banda sonora a lo largo de la película, resultan extrañas las Incursiones "expresivas" que se permite Guzmán; ellas actúan de tal manera que convierten en absurda la realidad observable, sin profundizarla, lo que ubica todo a un nivel de juego personal. 313
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=