Re-vision del cine chileno
con desconfianza a las manifestaciones artísticas de la producción nacional, hemos sacado de la exhibición de ayer fortalecido el espíritu y con menos sombras de pesi – mismo. La película 'Un grito en el mar' posee un argu– mento tan sencillo. emoc ionante y bien dispuesto que desde el primer momento toma grandemente la atención de los espectadores . Al cabo de poco la pantalla ya nos domina por completo y quedamos literal y fuertemente es– clavizados a la escena, donde se desarrolla ese idilio apa– sionante del Teniente Montenegro con Graciela y en que triunfan. al fin, la honradez, la valentía y el amor en lucha con las malas artes y bajezas del perverso instinto de un miserab:e. Los artistas que toman parte en esta película han estudiado, se conoce inmediatamente, a conciencia sus papeles. sin perdonar detalles. Los nombraríamos a todos, de recordar sus nombres... Pero, con todo, no po– demos pasar s:n hacer una mención especial de Pedro Sienna, de la señorita lsaura Gutiérrez, y de quien hizo el papel de el Chilote.. . ¡Honran ellos al cine chileno!" (6) Se sabe con certeza de los valores cinematográficos de este filme, especialmente de fotografía y encuadre, por la existencia actual de un pequeño rollo de seis minutos de duración correspondiente a la copia original. También realizan una obra de importancia por su tra– yectoria Carlos Borcosque, Jorge Délano y Juan Pérez Be. rrocal. Borcosque se inicia como realizador en 1923 con "Hombres de esta tierra", filmada en sus propios Estu– dios ubicados en su casa de Ñuñoa. donde luego dirige otros cinco largometrajes mudos. Délano realiza su primer largometraje ''Juro no volver a amar" {1925) producido por Coke Films -sociedad integrada por veintidós amigos su– yos que aportan mil pesos cada uno- y fotografiado con una cámara construida pieza por pieza por su camarógra– fo: luego dirige "Luz y sombra" (1926) y "La calle del en– sueño" (1929). Berrocal se inicia como realizador en 1925 con "Canta y no llores corazón" o "El precio de una han~ ra", en el cual también actúa como en la mayoría de sus películas; posteriormente dirige "Destino" (1926), "Ver– güenza" (1928) y "Una canción de amor" (1930) en que 26
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