Re-vision del cine chileno

tas y en reportajes de la época realizados por periodistas chilenos . Existen tres niveles de textos : 1. La actuaria que lee el expediente de manera mecánica y fría (ocaslo– nalmente aparece la voz de un locutor que da un matiz no– ticioso a la persecución o petición de indulto de José) ; 2. Las entrevistas hechas por el periodista de bigote e im– permeable y 3. Los textos y diálogos de José, ya sea co. mo relator en off o en sus breves conversaciones. Los textos . en general, no son coloquiales . Las conver– saciones o textos son testimonios de hechos: la actuarla lee los expedientes. el periodista consulta a sus entrevis– tados y éstos responden, sin que del mismo diálogo nazca un conflicto o contradicción. Incluso en los textos de Jo– sé no hay un sentido dramático propio, simplemente In– forma de su infancia, así como le contó al juez la manera cómo asesinó a Rosa y a las niñas. En los diálogos con el capellán. José Interroga, propone, grita. pero el sacerdote no Je da respuesta. De tal manera que la palabra pierde su carácter coloquial. No hay " conversac:ones·'; dejan los textos de tener sentido como lenguaje cotid iano y se transforman en objeto de rac'onallzación. en textos posi– bles de objetivar. A través de los textos vamos penetrando en la realidad de José del mismo modo que lo hacemos con la Imagen: objetivamente . De alguna manera las palabras pierden su sentido comunicativo común, pues no están referidas a su expresión interpersonal; son meros informes de la reall– dad que adquieren su expresión en tanto se Interrelacio– nan con la imagen. Las dos veces que la palabra es usada para producir comunicación (el relato de la epopeya de lquique o el re. zo del sacerdote antes del fusilam 'ento) parece vana, sin sentido, ya que no logra relacionar al que habla con el que debiera escuchar (en ambos casos José). generándose tan sólo un contraste entre la cultura (la palabra) y el recha– zo a ella (José). 151

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