La memoria de la educación : historias y obra de galardonados y galardonadas con el Premio Nacional de Educación de Chile
LA MEMORIA DE LA EDUCACIÓN Historias y obra de galardonados y galardonadas con el Premio Nacional de Educación de Chile 89 Hicimos la aplicación (de la prueba de Estados Unidos) y calculamos cuánto costaría aplicar la prueba a estudiantes chilenos. ¡Era muy caro! Entonces, pensamos ¿por qué no hacemos esa misma prueba nosotros, pero adaptada a nuestra idiosincrasia? Ese fue el nacimiento de la Prueba de Aptitud Académica, que pasó por varios intentos fallidos hasta aplicarse en 1967. Yo hacía de todo, desde la construcción de preguntas y aplicación experimental, hasta el análisis de resultados. Compaginábamos las pruebas a mano, las colocábamos en cajas, corregíamos… 27 Luego, la PAA se consolidó, aumentando su presupuesto, las personas a su cargo y su relevancia p blica. Una de las figuras que se fortaleció con el avance de este proceso fue la de Erika Himmel. En todo caso, su participación en la PAA no fue la nica historia de mediciones nacionales de la cual fue protagonista. De hecho, participó de todas las discusiones asociadas al dise o y evaluación de este tipo de pruebas hasta la primera década del presente siglo. La evaluación como sello identitario Si hay un concepto educativo con el que se puede representar a Erika Himmel, este es el de evaluación. En la medida que avanza la historia, Erika Himmel se fue convirtiendo en una figura de autoridad en la materia, lo que queda reflejado en los roles y cargos que asumió en determinados momentos claves de la trayectoria de las mediciones educativas en Chile. Pero ¿qué piensa Erika Himmel sobre la evaluación? ¿por qué la evaluación sería tan importante? Sus respuestas a esta pregunta se relacionan con las características que ya han sido relevadas de esta educadora: las evaluacio- nes ayudan a establecer un foco, se orientan al aprendizaje y permiten la toma de decisiones para su mejora. La evaluación, entonces, tiene un propósito que le da sentido. En su artículo “Evaluación de aprendizajes en la educación superior: una reflexión necesaria”, Erika Himmel provee su propia definición de evaluación: El concepto de evaluación ha sufrido notables transformaciones en las últimas dos décadas. En efecto, actualmente la evaluación (...) se concibe como un proceso, compuesto por un número amplio de ac- ciones diversas, orientado a comprender y mejorar el aprendizaje de los estudiantes. A la vez, implica establecer expectativas explícitas y públicas; traducidas en criterios y estándares compartidos, así como niveles de calidad para el desempeño del alumno. Comprende, también, la recolección sistemá- tica de informaciones, el análisis e interpretación de la evidencia recogida, a fin de determinar si el rendimiento académico estudiantil se ajusta a esas expectativas y estándares. A su vez, comporta la utilización de la información resultante para documentar, explicar y mejorar el desempeño estudiantil y el docente. Cuando la evaluación se inserta eficazmente en el sistema institucional más amplio, con- tribuye a focalizar la atención colectiva, a revisar los supuestos de la formación y a crear una cultura académica compartida, que procura asegurar y mejorar la calidad de la educación superior. Se señala que la evaluación es un proceso, compuesto por acciones, postulando que dichas acciones tienen como propósito contribuir, en forma permanente al aprendizaje estudiantil, con el propósito de promoverlo, de incrementar la habilidad de autoaprendizaje, mejorar su calidad estimulando la meta-cognición y motivar a los futuros graduados a seguir aprendiendo a lo largo de toda su vida. De acuerdo a este enfoque, la evaluación tiene como eje central al sujeto que aprende y se convierte en un proceso motivador que desarrolla la autonomía, así como la capacidad de dirigir y evaluar su propio aprendizaje. Es posible afirmar, por tanto, que la evaluación de los aprendizajes es en sí misma educativa. 27 Himmel, E. (02 de enero de 2008). La pionera de la educación chilena moderna Revista YA. p. 24- 25
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