La memoria de la educación : historias y obra de galardonados y galardonadas con el Premio Nacional de Educación de Chile
LA MEMORIA DE LA EDUCACIÓN Historias y obra de galardonados y galardonadas con el Premio Nacional de Educación de Chile 28 la capacidad de pensar, porque sólo se termina de pensar cuando se escribe (y quiz por eso cuesta escribir, porque no se est acostumbrado a pensar sistem ticamente). La Tabla 1 ofrece información adicional sobre las diferencias en los niveles de calidad a la que tienen acceso los diversos grupos. Si bien los datos corresponden a la situación chilena, ponen en evidencia lo que ocurre en la mayoría de los países. El modelo frontal estaría asociado a la baja calidad de la educación En la clase tradicional frontal el maestro presenta las materias al grupo de alumnos, en forma simult nea, lo que lo obliga a adecuar la complejidad y velocidad de avance al nivel del alumno “promedio”. Ocupa casi todo su tiempo en dictar sus instrucciones e información, sea verbalmente o escribiendo en la pizarra, y en mantener silencio en la clase. En este modelo, el maestro es la fuente del conocimiento por lo que (a fines del siglo XX) suele quedar en posición desmedrada en comparación con la TV, la radio, los periódicos y las revistas. Tres aspectos de la aplicación del método frontal, que se pueden observar en una sala en que se ense e con ese método, permiten ilustrar sus efectos sobre la calidad de la educación. El primero es la baja participación. De hecho la participación, en una clase muy activa, se limita a unos pocos de los mejores alumnos. M s a n, es imposible lograr una alta participación. Un excelente maestro que use un método frontal con un curso de 30 alumnos, y que obtenga una participación óptima de ellos, sólo lograría que cada alumno pudiera hablar durante un minuto en una hora pedagógica de 45 minutos. Es evidente que ese tiempo no permite una real participación de “todos y cada uno” de los alumnos. El segundo es la lucha por el silencio. Si la participación queda limitada, aun en el caso de un excelente maestro, la curiosidad de los jóvenes los obliga a conversar y el ruido se convierte en el principal enemigo de un profesor que dedica cerca del 100% de su tiempo a transmitir información oral (o escrita). Cuando un profesor debe elevar su voz, continuamente, para superar el ruido ambiental, necesita que los alumnos estén en silencio. En este caso el concepto de disciplina se reduce a no interferir con la voz del profesor. Esta necesidad se agrava con la edad del profesor y la calidad decreciente de su voz. Por lo tanto, el maestro dedica una parte importante de su tiempo a mantener el silencio. Un estudio venezolano sobre la administración de las clases encontró que sólo el 40% del tiempo destinado a impartir clases era usado efectivamente para la ense anza. La mitad del tiempo se pierde en ocio y la otra en cambio de actividades. 14 En Chile entre el 50 y el 64% del tiempo de los docentes se destina a la ense anza y un 22 a 29% adicional a controlar la disciplina. 15 Casos similares se han detectado en otros países de América Latina. En la medida que el maestro es la principal fuente de conocimiento, se tiende a perder contacto con la reali- dad. En la sala de clases se aprenden conceptos e informaciones sobre un mundo artificial, que es an logo a la realidad, pero diferente de ella. En los primeros grados de la educación primaria se estudian frases que casi no tienen sentido (“mi mam me mima”,“Susi sala la sopa”) se observan l minas de hojas o mapas, y se enfrentan a problemas matem ticos distintos de los que se usan en la vida diaria. No interesan los conocimientos previos del alumno o la cultura de la familia (o el maestro no tiene tiempo o capacidad para integrarlos en la sala de clases). Este tipo de escuela no puede preparar las personas que hoy demanda la sociedad La economía, el sistema de gobierno, la sociedad civil, la familia y el sistema educativo mismo requieren que la escuela forme personas inteligentes, capaces de tolerar y examinar otras opiniones, de crear alternativas y de co- municarse por escrito. En contraste con la escasa educación que requerían las líneas de producción” o el trabajo físico del campesino que usaba la tecnología de mediados del siglo XX, los puestos de trabajo que ofrece el siglo XXI requieren que los empleados identifiquen problemas, dise en sus planes de trabajo, eval en los resultados que alcancen y que cooperen en encontrar nuevas y mejores formas de lograrlos. 16
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