La memoria de la educación : historias y obra de galardonados y galardonadas con el Premio Nacional de Educación de Chile

LA MEMORIA DE LA EDUCACIÓN Historias y obra de galardonados y galardonadas con el Premio Nacional de Educación de Chile 233 láminas hermosas, que lamento haberlas perdido entre las mudanzas, porque veo al campesino con su arado, con su picota, su bigote, la palabra “arado”. Es el método de las palabras generativas de Paulo Freire. Estábamos en el campo trabajando, alfabetizando al campesino y por las tardes a los niños más pequeños que andaban por ahí. Ahí no había jardín infantil ni nada... para nosotros era una formación muy especial. Siguiendo con esta línea, María Victoria realizó su pr ctica profesional en las cercanías del Zanjón de la Aguada. La educadora relata que durante esa experiencia se enfrentó a que en un primer momento, muchos de sus estudiantes la miraban desde arriba de los techos del jardín. Ellos estaban acostumbrados a eso, por lo que en conjunto con sus compa eras se vieron enfrentados al desafío de desarrollar actividades que fueran de interés de los ni os y ni as, de tal forma que se sintieran animados a bajarse de los techos.Varios de los ni os y ni as que iban al jardín eran hijos de personas acostumbraban a delinquir. En todo el período de trabajo nunca vieron expuesta su seguridad, porque su entorno y las familias de los ni os y las ni as las protegían. MaríaVictoria opina que los niveles de pobreza extrema con los que convivió en ese período ya no existen en la actualidad. Al egresar, Peralta vivió una experiencia profesional muy diferente a la anterior, puesto que se incorporó a un jardín infantil al que asistía parte de la elite cultural del momento, entre ellos, familiares de Violeta Parra. Este escenario fue una oportunidad para utilizar sus conocimientos y habilidades musicales y para avanzar hacia la educación desde la cultura. Otra de las experiencias profesionales que María Victoria Peralta recuerda de manera especial es la que tuvo el día del golpe de Estado. De alguna manera esta historia refleja de buena forma los énfasis que ha puesto en su vida profesional. Cuando viene el golpe, estábamos trabajando con los niños. Mi grupo de niños era el grupo transición, 5 a 6 años. En esa época tenía en mi casa a una sobrinita, hija de una prima, que por circunstancias de la vida se nos había pedido que colaboráramos en su crianza(…). Ese día había menos niños de los que llegaban habitualmente. La directora pone la radio y me dice “escucha, parece que el problema es serio, juntemos a los niños”. Juntamos a los niños en dos salas y nos pusimos a trabajar con ellos, hicimos actividades musicales, metíamos bulla para que no se dieran cuenta de los aviones que pasaban... La gente se empezó a poner nerviosa, las educadoras casadas con niños se querían ir, las tías técnicas también, pero se- guíamos con niños. Entonces tomamos la decisión de que las solteras nos quedaríamos hasta que llegaran los últimos padres a buscar a los niños. Faltando dos horas antes del toque de queda, que era a las cinco de la tarde, quedaban en el jardín unos seis niños y dos educadoras. Entonces, había dos posibilidades: o nos quedábamos con los niños en el jardín, o nos llevábamos a los niños. Esto último era lo más sensato. Nos llevamos a los niños. Yo tenía una niña que había llegado el día anterior, un ángel de un año y medio (…). Empiezo a cargar lo poco que había de comida, y me fui con ella y mi sobrina. Me acuer- do que los militares se acercaron a mirar yme dijeron: “¿dónde va usted?”; y yo les dije “voy de vuelta a mi casa”. Entonces vieron a estos dos ángeles que tenían una cara más asustada que la mía. “Ya, pase”, dijeron. Al final, la niña estuvo con nosotros cuatro días. Mi sobrinita me ayudó mucho, porque ellas dos jugaban y se relacionó mucho con mi madre, debió conocer a alguien parecido. Como 3 o 4 horas después que llegamos entró una llamada, eran los papas de la niña. Le digo “no se preocupe, ha estado muy bien la niña, cuando ustedes puedan vengan, yo vivo más o menos en este lugar”. Con posterioridad, María Victoria trabajó en el Instituto Pedagógico. Esa experiencia se extendió hasta 1981 pero con muchas dificultades debido al traum tico proceso que sufrió esta institución durante la dictadura. Luego de m ltiples dificultades para llevar a cabo su trabajo, con una colega deciden fundar la ONG Parvus,

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