La memoria de la educación : historias y obra de galardonados y galardonadas con el Premio Nacional de Educación de Chile

LA MEMORIA DE LA EDUCACIÓN Historias y obra de galardonados y galardonadas con el Premio Nacional de Educación de Chile 218 Estos principios son claves para fijar los limites de la deliberación, no todo puede ser deliberado; la concepción liberal de la democracia deliberativa entiende que hay ciertos aspectos, identidades, espacios, principios, etc. de las personas que no pueden ser objeto de deliberación, pues no son tematizables ni pueden ser limitados en un proceso democr tico —que se sostiene en la errónea idea de que la sola representación de los intereses de la mayoría asegura que éstos sean los m s razonables o legítimos— ya que se puede estar usando a la demo- cracia vía elecciones, por ejemplo, como justificación y respaldo para discriminar o atentar contra los derechos humanos de las minorías y de las libertades individuales que cada uno tiene derecho a administrar libremente, mientras éstas no pongan en juego la autonomía, libertad y dignidad de otros. Por otro lado, es posible que tiranos o dictadores puedan tomar decisiones virtuosas y beneficiosas; sin embargo, como sostiene Arendt, a pesar de esto, “todos ellos tienen en común el destierro de los ciudadanos de la esfera pública y la insistencia en que se preocupen de sus asuntos privados y que sólo «el gobernante debe atender los asuntos públicos». Sin duda, esto equivalía a fomentar la industria privada y la laboriosidad, pero los ciudadanos no veían en esta política más que el intento de quitarles el tiempo necesario para su participación en los asun- tos comunes” (Arendt, 1958:242). En este sentido, volvemos a reforzar la idea de que “es el proceso de la deliberación”, no los resultados, lo que realmente fundamenta esta concepción de democracia, pues hace a los ciudadanos participes de su tiempo y sociedad, capaces de vivenciar no sólo el logro de sus acciones individuales, sino también el de sus acciones colectivas. Consiguiendo la apropiación y responsabilidad que significa tomar una decisión, y m s aun cuanto ésta apunta al bien com n. La democracia deliberativa, por tanto, es m s que consensos, es la posibilidad de que puedan convivir intereses distintos en un espacio donde lo primordial son las razones que sustentan los intereses m s que los intereses en sí mismos. La deliberación democr tica, de este modo, traspasa el procedimiento de una democracia repre- sentativa que agrupa intereses y avanza hacia la aceptación de los principios, contenidos y razones que permiten que esa identificación agrupe las voluntades e intereses personales y comunitarios de las personas que delibe- ran, enriqueciendo y reforzando la vida democr tica, y entregando competencias, habilidades y conocimientos que permita a los ciudadanos participar de manera constructiva y responsable en su sociedad, y que se ir n reforzando mientras m s espacios de deliberación se generen. Una democracia deliberativa invita a la discusión y al di logo libre y tolerante. Una sociedad tolerante es una sociedad que no teme a las libertades, sino que crece y se desarrolla a partir de ellas, reconociendo en la di- versidad de opiniones una posibilidad para ampliar sus propias capacidades (Due as, 2003:114). De este modo, la discusión logra el consenso de manera activa y propositiva, enfrentando las ideas y visiones de todos, ya que un consenso pasivo y limitado en ideas y respeto; sin la participación de los diferentes actores sociales y los ciudadanos, sin argumentación, sólo se erosiona y deslegitima la democracia a largo plazo. Por lo tanto, es ne- cesario hacer participes a los ciudadanos, a las organizaciones sociales y a los actores políticos de los procesos decisionales en un ambiente que propicie el encuentro, que convoque inquietudes y facilite el di logo, ya que esto posibilita la construcción social de lo social. Una sociedad que delibera es una sociedad capaz de respetar las diferencias, identidades y opiniones. Pero tam- bién es una sociedad cuyos miembros son capaces de comprender y colocarse en la posición de sus interlocuto- res, de modo que pueden advertir el porqué de sus demandas u opiniones, de esta forma se generaran mbitos de comunicación que enriquecen e integran en igualdad las diferentes posiciones de sus miembros, que son capaces de resolver y establecer el entendimiento sobre la base de bienestar com n y del respeto a las minorías. La democracia deliberativa no es la democracia de la mayoría por su peso en n mero, sino la democracia en la que el peso lo ponen las ideas, los argumentos y las reflexiones capaces de sumar a las mayorías y minorías por la identificación, comprensión y aceptación de que lo que se ha consensuado y va en beneficio de todos y todas.

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