La memoria de la educación : historias y obra de galardonados y galardonadas con el Premio Nacional de Educación de Chile

LA MEMORIA DE LA EDUCACIÓN Historias y obra de galardonados y galardonadas con el Premio Nacional de Educación de Chile 111 tiene la obligación y el derecho de pedir cuentas a la institución de la forma en que cumple con su misión. La evaluación sumativa constituye la ltima oportunidad de aprendizaje en cada curso, laboratorio taller, seminario o actividad de graduación y debiera ajustarse, lo m s fielmente posible, a las situaciones reales con que se ver enfrentado el futuro graduado. Asimismo, la evaluación sumativa debe ofrecer al profesor la información necesaria para revisar y mejorar las futuras actividades curriculares de la misma especie. La evaluación sumativa no debiera ser concebida con una función de control, que es la m s com nmente atri- buida a ésta, porque en este caso pierde su car cter educativo y, muy probablemente, no aporta elementos para el mejoramiento ni al alumno, ni al profesor. Algunas propuestas orientadoras de una práctica evaluativa focalizada en el mejoramiento del aprendizaje, la enseñanza y la formación La evaluación de los aprendizajes en la educación superior debe instalarse a partir de los valores educacionales de la institución formadora. La evaluación no es un fin en sí misma sino un medio para el mejoramiento edu- cacional. Su pr ctica efectiva, entonces, comienza y transmite una visión de los tipos de aprendizajes que una institución m s valora para sus estudiantes, haciendo su mejor esfuerzo para que éstos los logren plenamente. Los valores educacionales no solamente debieran influir en la selección de las habilidades, destrezas y compe- tencias que se evaluar n, sino también en la forma en que dicha evaluación se llevar a cabo. Cuando se omite el an lisis de la misión institucional y los valores que la sustentan, la evaluación se convierte en un ejercicio de medir lo que es f cil, m s que en un proceso de mejoramiento de lo que la institución verdaderamente valora. Se considera que la evaluación es m s efectiva si se adopta una concepción de aprendizaje multidimensional, construido e integrado, que solo puede ser manifestado por los estudiantes a través de su desempe o a lo largo del tiempo. El aprendizaje es un proceso complejo, que no solamente se expresa a través del conocimiento ma- nifiesto de los alumnos, sino también a través de lo que son capaces de hacer con dicho conocimiento. En otros términos, la evaluación adem s de los conocimientos y las habilidades, revela los valores, las actitudes, los h bitos mentales y las competencias sociales que afectan tanto al éxito académico, como al desempe o m s all de las aulas de la educación terciaria. Por consiguiente, la evaluación debiera reflejar estas competencias descansando sobre un conjunto suficientemente amplio y variado de métodos que puedan recoger la complejidad (Wiggins, 1998). Esto es, los diferentes métodos debieran ser capaces de evidenciar el aprendizaje en un momento, así como de su uso a lo largo del tiempo para poner de manifiesto el cambio, el desarrollo y niveles crecientes de integración de los saberes, su uso y aplicación. Para este propósito, las situaciones evaluativas que se proponen a los estudiantes debieran involucrar desafíos para el desempe o, al mismo tiempo que elementos de realidad y descripciones acuciosas de los niveles de desempe o que corresponden a los diferentes est ndares. Este modo de enfocar la evaluación tiene como objetivo proveer un cuadro m s completo y preciso del aprendizaje y, por tal motivo, proporciona fundamentos m s sólidos para mejorar la experiencia educacional de los estudiantes. Por otra parte, se considera que la evaluación cumple en mejor forma con sus propósitos, si los programas formativos tienen objetivos claros y explícitos. Como se se aló antes, la evaluación es un proceso orientado por metas, que involucra la comparación del desempe o de los alumnos con propósitos y expectativas derivadas de la misión institucional, simult neamente con las intenciones de los docentes a través del desarrollo curricular y la consideración de las metas de los propios educandos. Objetivos claros, compartidos y alcanzables constituyen la piedra angular de todo proceso evaluativo bien focalizado y til. Si bien en la evaluación de aprendizajes se presta atención a los resultados alcanzados, es igualmente relevante atender a las experiencias de aprendizaje que lleva a dichos resultados. Esto es, aunque la información sobre los logros alcanzados es muy importante; la nica forma de mejorar dichos resultados consiste en obtener informa-

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