La vivienda urbana en Chile durante la época hispana (Zona Central)
desarrollo económico de aquel último siglo colonial fortaleció y renovó la aristocracia, acrecentando su influencia y distanciándola como grupo, aparente– mente, del resto de la sociedad por medio de formas externasque la identificaron,como fueron la creación de los Mayorazgos y la obtención de los Titules de Castilla o hábitos de las Ordenes de Caballería. Es el grupo en el cual se concentra, además, la cultura intelectual de la época. Se completa el cuadro social con la existencia de un sector medio en lentaconsoli– dación y el bajo pueblo. Si bien cada grupo social desarrollaba sus propias pautasde comportamien~o, la sociedad tien– de a igualarse como un todo a través de la preponde– rancia del elemento cultural de origen español , com– partiendo formas culturales comunes como eran las diversiones populares, las tradiciones y la profunda fe católica y sus manifestaciones religiosas. La familia constituía la unidad social básica, conformada como un grupo amplio que necesaria– mente no sólo incluye a padres e hijos, sino que además a parientes, allegados y servidumbre. A la cabeza de ésta se ubicaba la figura autoritaria del padre. En cuanto a la sociedad santiaguina, testimo· nios de principios del siglo XIX atribuyen a la clase dominante una sobria concepción de la existencia, heredada del difícil pasado histórico, abundando las costumbres sencillas aunque no faltas de refinam– iento. No existían las grandes afecciones y proto– colos, salvo los que imponen el respeto entre las personas. Fueron habituales las relaciones francas y fraternas entre las familias conocidas o recién avecindadas, como asimismo la cordialidad hacia los extranjeros cada vez más numerosos. Un marcado sentimiento religioso se mezclaba con diversiones frecuentes como paseos dentro o fuera de la ciudad, tertulias hogarel'las y juegos populares que ayuda– ban a sobrellevar la rutina de un pasar despreocu– pado. Sin embargo , quizás el aspecto más significa– tivo de aquella sociedad lo constituye la informalidad y familiaridad en las costumbres y en el trato social. Es así como, por ejemplo , era algo común que el dormitorio principal - ante sala - de las casa de la alta sociedad santiaguina fuese usado con frecuencia para recibir visitas. Igualmente era habitual el com– partir alimentos de un mismo plato como muestra del mayor afecto, como asimismo la adentrada cos– tumbre de compartir un mate. 6 De igual modo, en las "cuadras", habitación donde se desarrollaban las tertulias en la casa colo– nial, existía una plataforma de madera de unos 15 cms. de altura cubierta de alfombras llamada "estrado" , la cual estaba reservada para las senoras y sus hijas, lasque se sentaban adepartiren pequel'los taburetes o cojines a ras de piso, configurando, es de suponer, escenas de ex1rema intimidad e informali– dad. Era característico a la sociedad el gusto por la música, siendo común la diestra ejecución de instru– mentos y el canto por partede las mujeres y hombres con el fin de amenizar las reuniones sociales, como también la capacidad de declamar e improvisar brin– dis y el naciente gusto por el teatro que continúa la antigua tradición popular de los autosacramentales. Por su parte, la cultura intelectual de la so– ciedad colonial chilena estuvo marcada, princi– palmente durante el primer siglo y medio, por un carácter provincial impuesto por la lejanía del territo– rio respecto de los principales centros de difusión y por la subordinación política y administrativa de la Capitanía General a la autoridad del virrey del Perú , siendo lima la ciudad que concentraba el desarrollo cultural en esta parte de América. Nuevamente el siglo XVIII representó un período de renovación y avance de la realidad chilena - en este caso, cultu– ral-, ligado estrechamente a los planteamientos de la Ilustración que impulsan la creación intelectual. Se introducen a la vez nuevas influencias llegadas al país por medio de franceses avecindados por moti– vos comerciales y la ya mencionada llegada desde Europa de los artesanos jesuitas. Fruto de la ambientación histórico-arqui– tectónica reseñada, que abarca algo más de dos siglos y medio, emergió la vivienda urbana chilena condicionada y respondiendo a la mutiplicidad de variables implícitas, constituyéndose, a la vez, en una tipología reconocible y perdurable en el tiempo. (1) CHUECA GOITIA. Fernando "Historia de la Arquitectura Occ1dental"". Tomo V Renacimiento. Madrid. Editorial Dossat S.A. 1984. Pág. 180
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