La vivienda urbana en Chile durante la época hispana (Zona Central)
s,n duda, es un ejemplo valioso del nivel que alcanza la artesan,a chilena al término del período colonial CASO 15 El Salto N° 1499 (demolida) Ubicada hacia el límite sur del barrio de la Chimba, este caso se destaca porque su matenah– zación involucra aspectos tecnológicos que difieren de las especificaciones habituales en la arquitectura doméstica de la época de su construcción, que no puede fijarse con exactitud pero que presuntamente no sobrepasa en mucho el siglo XVIII. En su proceso constructivo se observa un sobrecimiento corrido de piedra, sobre el que se asientan los muros de adobe, fratasados a la cal. La enmaderación de techumbre soporta una elevada cubierta de tejas españolas , que en fachada alcanza una altura similar a la del blanco muro, cuyos vanos componen una elevación asimétrica. El elemento más destacado de esta obra lo constituye el pilar de esquina, que en forma poco usual se ejecuta en ladrillos. en una faena que no carece de dificultades ya que el robusto fuste es de sección circular. Carente de alguna decoración, re– cibe asimismouna terminación a lacal que lo incorpora con un sentido de mimesis al resto de la larga fachada. La planta que parece haber formado de un proyecto mayor, se reduce a una crujía a la calle . abierta hacia el interior a un amplio patio provisto en este costado con un corredor, única c1rculac1ón que comunica los recintos. Esta solución planimétrica, igualmente poco usual, permite la formación de pe– queñas unidades de vivienda, de relativa indepen– dencia y privacidad. 20 SANTIAGO CENTRO CA~O 16 Esmeralda N 749 La Posada del Corregidor Losdocumentos hallados en el Archivo Nacional en torno a lo5 ongenes de esta vivienda, permiten deducir su probable construcción en las últimas décadas del siglo XVIII. La escritura de mayor an– tigüedad data de 1832 (1) y en ella se menciona la venta de la casa que efectúa Mercedes Coo , quien viene a constituirse en la primera propietaria cono– cida, sin que exista certeza que pertenezca a la familia que edifica la vivienda original. Tras algunos intentos de transacciones que no llegan a-concretarse, Mercedes Coo vende efectiva– mente la casa a Teresa Navarrete alrededor de 1840, fecha en que aparece ya a nombre de esta última, en una escritura de hipoteca (2) . La vivienda permanece en poder de esta familia más de 60 años. La sucesión legal de este período establece que a la muerte de Teresa Navarrete en 1846 hereda la propiedad su sobrino Ignacio Bustos (3) , quien la traspasa a su padre Celestino Bustos mediante un convenio suscrito en 1853 (4). Al fallecimiento del Jefe de la familia acaecido en 1867,figuran en cali– dad de herederas sus hijas Elisa y Luciana Bustos. Ambas hermanas venden en 1905 la casa a Nicolás Palma Riveros (6). Quince años más tarde se produce una nueva transacción, adquiriendo la pro– piedad en 1926 (7) Darío Zañartu Cavero, quien la conserva hasta 1948, año en que la vende a su arrendatario Santiago Martínez. La documentación gráfica aportada por los arquitectos Roberto Dávila yAlfredo Benav,des, regis– tra todavía a comienzos del siglo XX, vistas de una amplia construcción en una planta, de la cual el edificio dos pisos que se conserva hasta hoy vendría a ser el cuerpo de remate esquinero. La planificación inicial del primer nivel como local comercial y del segundo nivel con un rol habitacional, parece deri– vado de preferencia a acoger establecimientos de recreación nocturna y bodegas respectivamente. A través de nuestro siglo ha sido objeto de tres restauraciones de diferente importancia. La primera
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