La vivienda urbana en Chile durante la época hispana (Zona Central)

Apesar de algunas modificaciones introducidas en la planta a fin de adecuar su func,onamrento a las necesidades contemporáneas , es fácil reconst ituir idealmente la soluciónplanrmétrica ong,nal En ambos niveles, se trata de una simple composición simét rica emplazada en tal forma que que su frente se abre hacia el frondoso antejardín, en tanto el contrafrente posee una relación visual con la quinta que rodea la edificación totalmente y constituye su entorno inmediato.La volumetría, que adquiere mayor impor– tancia al recogerse la obra de la línea de edificación, aparece últimamente menoscabada por un ediiicio comercial que se inserta en la esquina, ocultando la casona desde la Cañadilla. La tachada principal, que abre al norte, exhibe una ordenación simétrica, organizada en tres zonas. El cuerpo central se enriquece con un breve balcón corrido y todos los vanos son de evidente dominante vertical. En el segundo piso, claramente diferenciado del primero por una cornisa, las ventanas se trocan en balcones con rejas metálicas. La casa-quinta se encuentra inicialmente ais– lada en su terreno , situación que se traduce e·n la preocupación por presentar una tachada posterior igualmente cuidada, cuyos vanos del nivel superior tienen el tratamiento de balcón en forma de púlpito, provisto de una reja de simple elaboración Cabe recalcar que laplanimetría de la vivienda permite que todos los recintos habitables disfruten de iluminación natural. El elemental volumen culmina enuna techumbre resuelta a dos aguas y sendas "colas de pato" en los extremos. La cubierta de rojas tejas españolas ¡per– mite que, por su altura, se perciba la presencia de la casona desde cierta distancia. Hay fuentes que atribuyen esta obra a Joaquín Toesca. Si bien la época de su edificación coincide con el período en que el arquitecto italiano se en– cuentra en actividad en Santiago y que en la casa del obispo Martínez de Aldunate se observan algunos elementos cuyo tratamiento recuerda el lenguaje arquitectónico de Toesca , no ha sido posible hallar algún documento que respalde tal aseveración . En consecuencia y considerando que el arquitecto fa– llece en 1799, un ario después de iniciada la constru– cción de lavivienda, cabe suponer que pudo haberse tratado de un proyecto ejecutado en su taller, o bien, que tan sólo constituye una concreción de la influen– cia que la postura neoclásica introducida por Toesca tuvo en la arquitectura chilena de fines del siglo XVII 1. 16 CAS06 Dominica N° 557 (demolida) De antigua data, la calle nace con la instalación de la Recoleta Dominica en la Chimba, ya que en un comienzo el convento posee acceso por esta vía, que perpetúa desde ese entonces el nombre de la orden religiosa. En el plano de las suposiciones, no compro– badas documentalmente por cierto , cabe señalar que el resto de la vivienda que permanece con el Nº 557 , puede tal vez haber pertenecido de igual modo al convento . En estado ruinoso y sub-arrendada por piezas se encuentra esta edificación levantada, sin duda, en el siglo XVIII. Se conserva parte de un patio, cuyo corredor posee pilares y un tratamiento de la madera que corresponde a un característico trabajo colonial; en alguoos sectores luce todavía auténticos paste– lones de arcilla que contribuyen a ambientar el es– pacio interior. La cubierta gravita pesadamente con sus tejas dispuestas sobre coligües y una cama de barro, con una solución de techumbre que insinúa su primitivo mojinete. Aún en su dramático deterioro y en franco proceso de tugurización, en el interior de esta vivien– da se captan vestigios del lenguaje arquitectónico del siglo XVII I. CAS0 7 Eusebio Llllo Nº 507 Eusebio Lillo , autor de nuestra canción nacio– nal, reside en esta vivienda y lega su nombre a la calle . No consta que haya sido el primer propietario de la casa, careciéndose del respaldo documental respectivo, pero una fecha próxima a la Independen– cia Nacional parece ser la época probable de su construcción. Esta deducción se basa en el estudio directo de la vivienda, que posee características arquitectónicas tanto del siglo XVIII como de comien– zos del siglo XIX, en una mezcla propia de un período de transición. En el año 1956 pertenece a Alfredo García quien, dada la amplitud de la casa, la subdivide y

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