La vivienda urbana en Chile durante la época hispana (Zona Central)
de cucuruchos, disciplinantes y numeroso concurso de alumbrantes ... H según lo señala Manuel Concha en su "Crónica de La Serena" (1) No es de extrariar, por lo tanto, que cuando don Alejandro Aracena decidió construir a mediados del siglo XIX la casa en la cual iba a vivir junto a su esposa doña Paula Piñera Aguirre, eligiera para su localización lacalle de San Agustíndada su tradicional importancia que iba acorde con el prestigio social y éxito económico que había logrado consolidar. Del mismo modo, no resulta extraño que tan importante encargo fuese comisionado adon Samuel Averell, carpintero norteamericano avecindado en La Serena a fines de la segunda décadadel siglo XIX, quien realizó una importante labor profesional en beneficio del progreso de la arquitectura y las obras civiles de la ciudad. Manuel Concha señala de él lo siguiente: "... A este honrado vecino se le deben grandes adelantos en la ebanistería y la carpintería, pues introdujo gran número de herramientas que hasta entonces eran desconocidas y que facilitaron el trabajo de una manera cómoda. Además formó en su taller artesanos que no desmerecen en lo menor a los extranjeros actuales, y que por desgracia que– dan muy pocos, pero de reconocida competencia, como don Rafael Salinas, don Bartolo Vare/a y otros ..." (2) A él se debe, aparte de varias casas en Coquimbo y La Serena, la reconstrucción en 1833 a pedido de la Municipalidad, del único puente que existía sobre la quebrada de San Francisco y que permitía el tránsito expedito entre el área central de la ciudad y el populoso barrio de San Juan de Dios. Dicho puente se ubicaba a la altura de la calle de la Portada - actual Balmaceda · comunicando sus tra– mos norte y sur. Con el tiempo el común de la gente lo bautizó con el nombre de "el puente de don Manuel el inglés", aunque su autor, como lo señala Manuel Concha , ni se llamó Manuel ni era inglés. Su obra más conocida que aún perdura y que junto con la anterior anteceden a la casa Piflera, la constituye la terminación de la capilla del Hospital San Juan de Dios a partir del año 1842. Ambas obras demuestran la preparación y calidad profesional de Averell, factor que debe haber influido fuertemente en el momento en que don Alejandro Aracena debió decidir a quien encomendar la construcción de su casa. El terreno del cual se disponía para este obje– tivo correspondía originalmente · ya que al parecer posteriormente se incrementó su superficie ·. a la mitad onental del céntrico solar ubicado en el en– cuentro de las calles de San Agustín con la atravesa– da de los Cabezas · actual Los Carreras · y que enfrentaba en diagonal el vértice nor-oriente de la plaza principal de la ciudad. Era, por lo tanto, un terreno rectangular,de proporción aproximadamente 1:2, cuyo frente de 1/4 de cuadra, aunque importante, quedaba limitado entre dos propiedades al oriente y poniente Ello representa la nueva realidad urbana de La Serena a partir de mediados del siglo XIX, cuando el desarrollo económico de la región , producto princi– palmente de la actividad minera, trajo consigo una demanda importante en la construcción de nuevas viviendas. Esto se tradujo en una densificación de la trama urbana a través de la subdivisión de las pro– piedades originales, sobre todo en el área central de la ciudad como en este caso. De hecho, la acera donde se ubica la casa Piflera es un buen testimonio de esta nueva realidad urbano-arquitectónica que comienza a generarse en La Serena apartir de mediados del siglo XIX. Losdos solares primitivos se subdividen dando origen a cuatro propiedades de frentes similares, de aproxi– madamente 1/4de cuadra (medio solar} . A su vez, en ellos , por lo menos en los tres más cercanos a la plaza principal - como es posible constatar en la actualidad -, se construyen importantes viviendas, siendo la casa Piñera, como ya se sabe, una de ellas. En la fachada continua que conforman estas tres casasdecimonónicas es posibleapreciar la influencia creciente del historicismo en la arquitectura serenense . Así , mientras en la casa Pil'lera . la primera en construirse - se insinúa sobriamente un tratamiento estilístico neoclásico, en las viviendas colindantes oriente y poniente el aspecto formal es cada vez más determinante en la concepción arqui– tectónica , especialmente en la llamada Casa Claussen en el Nº 41 Ode la actual calle Prat. Este hecho - la importancia que adquiere la composición unitaria de fachada y su tratamiento formal - va acorde o es coincidente con la existencia de paños de terrenos de menor dimensión en sus frentes dadas las nuevas condiciones prediales. Esto marca, quizás, la principal diferencia con la etapa ahora pasada, donde la extensión de los solares la mayoría de las veces genera largas fa– chadas relativamente heterogéneas o bien monóto– namente homogéneas en su expresión, como reflejo de funciones interiores diversas. 103
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