Casas de Playa Ancha : la vivienda de fines del siglo XIX en Valparaíso

44 CASO 12. REPUBLICA NO 41 -63 En el año 1869, Juan Aguayo adquiere en subasta pública la Estancilla de Playa Ancha; al año siguiente vende una franja del predio a Elías Riofrío, reservando el resto de la propiedad para el trazado de la Población San Juan del Puerto, que somete a la consideración de la Municipalidad de Valparaíso en 1875. La comercialización comienza de inmediato. En fecha tan inmediata como el 29.de agosto de 1876, Andrés Donnay adquiere el terreno de calle República NO 41 ·63, transformándose en uno de los primeros propietarios del incipiente loteo; el predio se mantiene como una inversión hasta 1905, año en que se vende a los hermanos Lorenzo y Mariano Peralta Flores. En 1908 se vuelve a enajenar, pasando a propiedad de Ismael Silva Avalos. quien levanta la vivienda. Esta aseveración se basa en que todas las transacciones precedentes mencionan sólo un sitio erial; además, como oportuna comprobación, en los archivos municipales se conservan los planos originales, que datan de marzo de 1909. El proyecto figura presentado por la "Oficina Técnica de Construc· ciones y Dibujos", sin el compromiso aparente de ninguna firma profesional. Ubicado en el límite oriental de la población, el terreno se encuentra en el tramo inicial de la calle República. La edificación se emplaza al borde del llano superior, salvando la pronunciada gradiente mediante tres terrazas que, a diferentes niveles, absorben la cota de 10,20 m. que separa la vivienda del Camino de Cintura y le abren una perspectiva hacia la ciudad a través de la quebrada de Carampangue. A la vez, su nítida volumetría es visible desde lu· gares tan alejados como el cerro del Arrayán y el cerro de Santo Domingo. Con un planteamiento programático análogo, la obra se compone de dos niveles, acusando sus accesos en forma independiente. Cabe suponer que lsamel Silva Avalas, al igual que otros propietarios del barrio, contempla ins– talar su residencia en el primer piso y mantener el segundo en calidad de renta. El desarrollo en planta corresponde a las necesidades de una familia nu– merosa, de clase media acomodada, observación que se desprende de las fa– cilidades de la zona de recepción y de la dimensión de los recintos. 1 ncluye escritorio, salón, comedor, cuatro dormitorios, y servicios. No obstante, tan amplio programa carece de organización, hecho notorio en aspectos tales co– mo la zonificación y las circulaciones, de donde puede deducirse que en el proyecto no interviene ningún arquitecto. Las plantas toman la forma de una letra L invertida, con algunas depen– dencias situadas hacia la calle, pero con la mayor parte de los recintos orde· nados junto a una circulación longitudinal, manteniendo en forma paralela una comunicación directa entre ellos. La galería, originalmente de 1,50 m. y luego ampliada en una zona a 2,28 m. y en otra a 3,00 m., es una verdadera doble piel, que provee la escasa ventilación e iluminación natural de las habi– taciones y funciona como lugar de reunión informal. EI asoleamiento es otro aspecto deficitario. Salvo los tres recintos de recibo ubicados hacia la calle y que abren al nor-oriente, el costado nor– poniente es un muro medianero ciego; en cuanto al sur-oriente, la galería vi– driada que vincula linealmente todas las otras dependencias, tamiza en exceso los rayos solares, sobre todo en el primer nivel. Debido a su configuración, el predio ofrece un espacio abierto privado que recuerda el ambiente natural de las quebradas porteñas. A partir del lí– mite superior de la vivienda, cuya fachada interior se quiebra en ángulo recto, se escalonan tres terrazas pendiente abajo; la primera es un pátio que tiene tratamiento de jardín; la segunda y la tercera, descienden a 2,19 m. y a 4,92 m. respectivamente, y poseen una arboleda de gran envergadura. Los cor– tes del cerro se tratan con muros de contención de piedra y sus correspon– dientes pretiles. No obstante la valoración de este espacio verde, es preciso señalar que su desmedida frondosidad contribuye a mermar aún más las es– casas condiciones de asoleamiento de la vivienda. Una simple solución tecnológica caracteriza la materialización de la obra. En un orden tradicional, se especifican fundaciones formadas por una mampostería de piedra y un sobrecimiento de ladrillos de altura variable, con el objeto de nivelar el primer piso. A continuación se arma una tabiquería de pino oregón, rellena de adobil los, fijados con malla de alambre y arriostra– dos con diagonales. La estructura se basa en la ortogonalidad de los tabiques, en las placas que generan los entablados de piso y de cielo, y en el envigado de la techumbre, resuelta a un agua con su cárnica hacia el jardín. En el aspecto formal, la vivienda presenta un eclecticismo que reune ca– racterísticas arquitectónicas de muy diverso origen. La disposición planimétri– ca posee reminiscencias de la arquitectura chilena del siglo XVI 11, percepti– bles en la ordenación lineal de los recintos, que se relacionan en forma direéta y, además. a través de una galería vidriada que recuerda el corredor colonial y que articula todas las habitaciones obligando a un desplazamiento longitu– dinal; en la localización de los servicios, en un extremo alejado; y en la exis– tencia del primer patio, al que intenta volcarse la vivienda del piso inferior. En cambio, la obra presenta a la calle una elevación plana, en cuya com– posición se organizan mediante ejes de simetría virtual, recu rsos de ascenden– cia renacentista. Se captan tímidas diferencias entre los vanos de uno y otro piso, la simulación de un almohadillado en el estuco, la disposición de impor– tantes entablamentos, la jerarquización del acceso central mediante un peque– ño frontón triangular. En una transformación posterior, se rehace esta eleva– ción, y aunque conserva la organización general, se introducen cambios como el rítmico tratamiento de vanos que alternan con tramos llenos decorados, pilastras de fuste acanalado y capitel jónico, paramentos lisos y el reemplazo del entablamento por una fina moldura. En suma, es una solución más depu– rada que, dentro de la corriente historicista, se aproxima con mayor propie– dad a las manifestaciones neoclásicas.

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