Casas de Playa Ancha : la vivienda de fines del siglo XIX en Valparaíso

40 CASO 10. ARTI LLERIA NO 156. En el marco de la variada geografía urbana de Valparaíso, esta vivienda posee un emplazamiento verdaderamente espectacu lar. El terreno se ubica en las inmediaciones del Castillo de San Antonio. Tal vez en alguna época integra las posesiones de los padres agustinos, pero existe constancia que desde el siglo XIX forma parte de un predio fiscal. Zona por largo tiempo en situación de abandono, en el pasado se levantan allí dis– persas las primeras manifestaciones espontáneas de poblamiento del sector, en particular en la quebrada de Carampangue; el cambio se produce a comienzos del siglo XX, en circunstancias que se legaliza la propiedad de los lotes, ofre– cidos por el fisco en sucesivas subastas públicas. Junto al ascensor Artillería y cercano a la antigua Escuela Naval, se en– cuentra el terreno que Wenceslao Campusano U. adquiere definitivamente en el remate del año 1911. La inscripción del predio en el Archivo del Conserva– dor de Bienes Raíces de Valparaíso regulariza una situación de hecho, ya que la construcción de la vivienda data de 1908. El propietario es un alto funcio– nario de los servicios de Aduana, cuya acomodada posición social y económi– ca Je permite levantar a corta distancia del lugar donde desenvuelve sus acti– vidades, una importante residencia que por sus características arquitectónicas se suma airosamente al paisaje urbano en gestación en la vecina Población Bueras. Wenceslao Campusano encomienda el proyecto a dos jóvenes arquitec– tos, llegados de Italia en 1907. Se trata de Arnaldo Barison Desman y Renato Schiavon, profesionales de reciente formación europea que intentan introdu– cir en Valparai'so formas de la arquitectura moderna, pero que a menudo de– ben transar frente a un medio social que se inclina de preferencia por un his– toricismo tardío. Es el caso de Artillería NO 156, su primera obra porteña. La vivienda se engarza en el frente construido en la ladera oriente del cerro Artillería, destacándose con valores propios en la escarpada pendiente que cae hasta la plaza de la Aduana. Forma parte del centro de atracción que integra el ascensor, el paseo 21 de Mayo y su característico mirador, bene– ficiándose a la vez de una despejada vista y de una óptima orientación. EI partido general adoptado revela la preocupación por la presencia de condicionantes de la índole de la abrupta gradiente, que la vivienda ab· sorbe con una lograda adherencia al cerro, sin opacar su independencia vo– lumétrica. El programa se desarrolla en tres niveles cuya zonificación obede· ce a un evidente planteamiento funcionalista. En el piso de acceso, que coin– cide con la calle, se encuentran el escritorio, los salones y el comedor; en el segundo piso, los dormitorios; en el piso zócalo, los servicios. La circulación es prácticamente vertical, a través de una escalera principal de caoba y otra de servicio, para la atención de todos los niveles. Posteriormente, cuando la vivienda se transforma en multifamiliar, se agrega una escalera exterior con el objeto de independizar los pisos. 1/ Dada la forma triangular del terreno, la volumetría se quiebra en cinco elevaciones, acentuada por la incorporación de galerías, balcones, aleros y mojinetes. Sobresalen por su tratamiento los alzados norte y oriente; el pri– mero, jerarquiza el acceso mediante un cuerpo que avanza, realzando su rela– ción con la subida Carampangue; el segundo, volcado hacia la quebrada, se presenta estratificado horizontalmente, expresando la zona privada de los dormitorios en forma recogida, y la zona pública de recepción adelantándo– se con una imponente galería vidriada. El resto de las elevaciones son planas; al sur, se encuentra el muro colindante ciego; al nor-oriente, el ochavo de do– mi nante vertical; y al poniente, el alzado a la calle, que retrae el piso de ser– vicio y crea la similitud perceptual de tres planos iguales, uno vertical y dos horizontales superpuestos, en una composición basada en la repetición de las medidas. La estructura contempla muros perimetrales de contencion, de hormi· gón armado con perfiles metálicos; a ellos se ancla la vivienda, compuesta en sus tres niveles por un entramado de pino oregón, con relleno de adobillo en las tabiquerías. El exterior presenta un tinglado horizontal de 1" x 6", en tan· to los paramentos interiores se revisten con papel mural. Las terminaciones revelan el cuidado profesional de los detalles, que se capta en los diseños de puertas y ventanas, en las maderas labradas y caladas, y en la controlada lu– minosidad que crean los vidrios pavonados o de colores primarios. Los enta· blados de cielo se revisten de lona y se especifican molduras perimetrales y rosetones de yeso ornamentados con motivos florales, de fabricación extran– jera. Los arquitectos Arnaldo Barison y Renato Schiavon dominan el lengua– je del art nouveau y del racionalismo, pero no pueden desconocer que el me· dio cultural porteño de la época se identifica aún con las soluciones eclécticas basadas en elementos neoclásicos y, en especial, neogóticos. El resultado es una obra que en su planimetría y espacios interiores acoge con sentido reno– vado los requerimientos funcionales y sociales de una familia de clase media acomodada, mientras la expresión formal volumétrica y de fachadas se adje– tiva todavía con recursos tomados de la última fase del historicismo. La ima– gen final se emplaza con tal acierto en el cerro, que para Valparaíso se ha transformado en un hito de la arquitectura residencial de Playa Ancha.

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