Casas de Playa Ancha : la vivienda de fines del siglo XIX en Valparaíso

32 CASO 6. SANTA MARIA NO 251 - 253. Al término del siglo XI X se encuentran- todavía en la Población Bueras importantes extensiones de suelo urbano en proceso de subdivisión. En la hijuela B, por ejemplo, existen casos como el de Juan Luis Sanfuentes, que posee cinco manzanas reunidas mediante compras sucesivas. En una de estas manzanas, la que lleva el número XX en el plano original, se ubica el lote en que se levanta posteriormente la vivienda de Santa María NO 251. A partir de la adjudicación en 1893 de la hijuela B a Manuel Waddington Urrutia, la historia del lote mencionado es breve. Juan Luis Sanfuentes lo adquiere en 1898, manteniéndolo entre sus bienes hasta 1905, fecha en que se concreta su venta a la sociedad constituida por Pablo Emilio Bareyre y Mariano González R. Un año después, exactamente el 14 de julio de 1906, un mes antes del terremoto, la propiedad cesa de ser bipersonal, registrándose la inscripción legal sólo a nombre de Pablo Emilio Bareyre. Aunque posee algunos otros bienes inmuebles en Valparaíso, pasados algunos años Pablo Emilio Bareyre decide construir una mansión de enver– gadura en estos terrenos, hecho que indica el foco de atracción que constitu– ye Playa Ancha en esa época, desde el punto de vista económico y social. Esta vivienda pasa a ser el marco en que se desenvuelve la vida cotidiana de desta– cados miembros de la colonia francesa, entre los que puede señalarse al pro– pietario inicial, y enseguida, las familias de Augusto Balland y de Amadeo Chateau Maquart. En 1935 la adquiere Roberto Hernández Cornejo, Conser– vador de la Biblioteca Pública Santiago Severín; de inmediato el historiador porteño le comunica un gravitante ámbito cultural, ya que en esta casa reune una colección bibliográfica que llega a ser la más importante biblioteca personal de Valparaíso. La última transacción data de 1972, fecha en que la familia Hernández vende la casona a la Universidad de Chile, que la traspasa más tar· de a la Universidad de Valparaíso, su "sucesora v continuadora legal" según el Decreto con fuerza de Ley Nº 6, del Ministerio de Educación Pública, del 12 de febrero de 1981. El proyecto y la construcción de la vivienda pertenecen a René Raveau Soules, arqu itecto porteño de ascendencia francesa, que interpreta con toda propiedad las aspiraciones sociales y económicas del grupo familiar de Pablo Emilio Bareyre, considerando las relaciones de trabajo y de recreación que prevalecen corrientemente en Playa Ancha. El programa contempla en el primer piso el escritorio, el salón y el co– medor, complementados por una zona de servicio proporcionada a la mag– nitud de las dependencias que debe atender, incluido los cuatro amplios dormitorios del segundo piso. La circulación se establece a través de un vestí· bulo central en ambos niveles, que se encuentran comunicados verticalmente por una escalera principal y otra de servicio; transformaciones de mediados de siglo eliminan la conex ión secundaria y modifican el desarrollo de la escale– ra principal, con el objeto de obtener un acceso independiente al segundo piso. I El emplazamiento aislado de la vivienda da margen a la solución favora- ble de factores tales como la iluminación natural, el asoleamiento y la vista al mar; a la consideración de estos aspectos contribuye la ubicación del lote, que permite la apertura de los principales locales habitables al nor-oriente, coin– cidiendo la orientación óptima con la elevación a la calle. En la época en que se construye la casa, Santa María es una vía de cierta importancia, con un flujo peatonal que conecta con el sendero que desciende abruptamente hasta la playa de San Mateo, muy concurrida a principios de si· glo. La envergadura volumétrica de la mansión se hace presente en el paisaje urbano desde variadas perspectivas; su presencia se capta con tal fuerza que, considerando posteriormente que la avenida Gran Bretaña supera en impor– tancia a la calle Santa María, su implantación cercana la lleva a establecer el cambio de su acceso, en una solución posible debido al tratamiento parejo de sus cuatro elevaciones. La materializafión de la obra se basa en la disponibilidad de diferentes maderas. Sobre un cimiento corrido de ladrillo y poyos de hormigón, se es– tructura un entramado que alcanza 14,70 m. de altura. Los tabiques se arman con piezas de roble de 4" x 6" y de 4" x 4", con relleno de adobillo; los entrepisos consultan vigas de pino oregón de 2" x 10" a 0,45 m. La techum– bre se eleva mediante una tabiquería de roble de 4" x 4" sin relleno, cuya al– tura de 2, 17 m. da origen a un espacio para guardar. En el exterior, el perí– metro completo ostenta un forro de tablas traslapadas; en el interior, se espe– cifican pisos y cielos igualmente de madera, así como las puertas, ventanas, zócalos y escaleras, notándose una laboriosa artesanía en todas las termina– ciones. Junto a la lograda espacialidad interior de la mansión, una de sus ca– racterísticas sobresalientes la constituye la unidad formal de sus cuatro eleva· cienes. Bajo el manto de una imponente cubierta a 45º, y jerarquizando sólo el acceso con una espigada torrecilla, la composición se desarrolla mediante el juego volumétrico de planos verticales y horizontales, enriquecidos en su dina– mismo por bow-windows, mojinetes, miradores, balcones y t errazas. El equi– librio final que logra la obra se acerca a las manifestaciones de la última fase del lenguaje historicista, que se caracteriza por un eclecticismo que en este caso mezcla recursos neogóticos y neoclásicos.

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