Casas de Playa Ancha : la vivienda de fines del siglo XIX en Valparaíso

30 CASO 5. WADDI NGTON NO 284 · 290. Entre los lotes de la manzana XX que Emilio Carrasco adquiere en 1893 a Manuel Waddington Urrutia, se encuentra el terreno en que se emplaza esta vivienda. las escrituras de compraventa señalan que el predio permanece como un sitio erial durante varios años, período en cuyo transcurso se efec– túan siete transacciones legalizadas; entre ellas, cabe destacar que, curiosa· mente, en 1897 vuelve a ser propiedad de Manuel Waddington Urrutia por un breve lapso, ya que en 1898 la manzana XX integra, junto a las que llevan el número XXI, XXII, XXIII y XIV, una inversión efectuada por Juan luis Sanfuentes en la Población Bueras de Playa Ancha. En 1905, diez años antes de ser elegido Presidente de la República, Juan luis Sanfuentes se desprende de algunos lotes de la manzana XX, entre los cuales se encuentra el que interesa en este caso. Finalmente, después de nue– vos traspasos, dicho terreno es adquirido en 1910 por William R. Goldrick y en ese mismo año se inicia la construcción de la vivienda. El propietario puede ser considerado uno de los prósperos comerciantes ingleses avecindados en esa época en Valparaíso. Es dueño de la "Hojalaterfa y Gasfiterfa Inglesa", ubicada en la calle Serrano NO 30, en la zona de mayor movimiento mercantil portuario. En el año 191 O, encomienda al arquitecto Arturo llewelin Batchelor dos trabajos, de los cuales existe constancia docu– mentada. Uno de ellos se refiere a un local comercial en El Almendral y el otro al cierro del terreno que acaba de adquirir en la Gran Avenida Waddington, lo que permite suponer que este profesional es así mismo el autor de la obra en su totalidad. En el marco de las deducciones basadas en la observación de los planos, parece ser que desde un comienzo el programa consulta viviendas indepen– dientes por piso, solución tal vez condicionada por la familia propietaria poco numerosa; esta suposición se basa, además, en el hecho que al fallecer William Goldrick, alrededor de 1924, carece de herederos directos y lega sus bienes a diversas instituciones de beneficencia. la casa revela la intervención de un arquitecto en la madurez de su de· sempeño profesional. Arturo llewelin Batchelor, que en los documentos figu · ra con el título de arquitecto e ingeniero, posee una formación adquirida en su natal Inglaterra; en el momento en que aborda los encargos de William Goldrick, tiene 50 años de edad y lleva aproximadamente veinte años ejer– ciendo su profesión en Valparaíso. la vivienda no ostenta la envergadura de una mansión en ningún aspee· to, sino más bien corresponde a una mesurada respuesta a las necesidades de una familia de clase media. Se desarrolla en dos niveles habitables, cuyos re– cintos se ordenan longitudinalmente, servidos por una circulación lineal, ten· sionada en ambos extremos por una luminosa superficie vidriada; en contras– te, la situación de pareo en un terreno tan angosto, se traduce en la carencia de iluminación natural en algunas habitaciones. 1 Se encuentra emplazada en el importante cruce de tres avenidas, entren· tando con su elevación poniente el quiebre del Camino de Cintura, hoy ave– nida Gran Bretaña, lo que le comunica una destacada presencia urbana. Por su parte, la elevación oriente, que debido al desnivel del terreno comple· menta su altura con un piso zócalo parcial, es la encargada de establecer la relación visual con el mar y la faena del puerto. la madera predomina en todo el sistema constructivo. El entramado estructural es de roble y de pino oregón, solucionado mediante piezas que al– canzan importantes secciones; así, en el subterráneo pueden observarse vi– gas maestras de 4" x 12" que descargan los tabiques interiores y descansan en poyos de ladrillo. las terminaciones también especifican de preferencia la madera. El re– vestimiento de las elevaciones poniente y oriente está constituido por un tinglado de pino oregón de 9", con una cantería de raulí de 2", en tanto la elevación norte, expuesta a fuertes vientos, acusa un revestimiento de plan– chas de hojalata acanalada, al igual que la cubierta. En los interiores se capta la cálida presencia de la madera en los entablados de piso y de cielo, en las puertas atableradas de raulí, y en el zócalo con recuadros moldurados que re· corre todas las habitaciones y los pasillos de circulación. El proyecto se caracteriza por las gratas proporciones que logra tanto en las plantas como en las elevaciones, y que derivan de la utilización de re– cursos como la simetría y la aplicación de simples trazados armónicos. Su máxima expresión arquitectónica emana de la elevación principal, cuya com– posición con entrantes y salientes que esbozan dos torrecillas apuntadas y de marcado impulso ascendente, se contrarresta con la disposición del tinglado horizontal y del fuerte cornisamento de entrepiso. Si bien volumétricamente se adosa a la edificación colindante, proba– blemente obra del mismo arquitecto, no deja de poseer méritos en forma in– dividual, méritqs que derivan sobre todo de su elevación principal, ejemplo del equilibrio y de la solución refinada con que esta vivienda se implanta en el paisaje urbano de Playa Ancha.

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