Casas de Playa Ancha : la vivienda de fines del siglo XIX en Valparaíso
En general, las soluciones planimétricas contemplan recintos de marca– da amplitud, proporcionados a las dimensiones del mobiliario de la época. Se observa la repetición y la superposición de dependencias de igual medida, he– cho que permite la introducción de módulos en algunos elementos y que con– tribuye a una cierta racionalización del proceso constructivo de las viviendas. El aspecto estructural se resuelve con efectivo dominio de la tecnología de la madera y representa una solución durable, unitaria, flexible y de resistencia comprobada a través del ciclo sísmico del siglo XX (1906, 1965, 1971, 1985). El sistema se basa en la disposición de entramados constituidos por los envigados de piso y de techumbre, a los que se suman las tabiquerías arma– d as con pies derechos, que consultan relleno de adobillo a fin de mejorar la aislación térmica y acústica. La homogeneidad conceptual y de la ejecución aseguran la continuidad estructural del sistema, debidamente consolidado por maderas de la calidad del roble pell ín y del pino oregón. La aplicación de la madera en las terminaciones desempeña, por su par– te, un rol fundamental para obtener las expresiones forma les que ostentan las viviendas. La introducción del torno mecánico complementa la labor manual y facilita la reproducción de los diseños que se multiplican en calados y labra– dos, ejecutados en exteriores e interiores con maderas tan diversas como el raulí, el laurel, el pino oregón y el ébano. En las últimas décadas del siglo X IX, el historicismo deriva hacia una fase ecléctica; en la campiña europea se implantan villas que rememoran for– mas clasicistas o viviendas rurales que reviven elementos góticos. Su difusión adquiere carácter mundial; seguramente a través de los Estados Unidos pasan a América y al oceáno Pacífico, circulando los modelos por todos los países ribereños. Es el caso, a manera de ejemplo, de las viviendas en estilo gótico de carpintero que se continúan construyendo en Nueva Zelandia como una super– vivencia basada en una experiencia técnica que los operarios se transmiten de una generación a otra. Un ejemplo americano lo constituyen las mansiones estilo gingerbread (pan de jenjibre) construidas a principios de siglo en Haití, en una arquitectura levantada en ladrillo y madera que conjuga su profusión decorativa con la exuberancia del medio natural caribeño. En las viviendas de Playa Ancha, unido al hallazgo de los planos origina– les, se detectan algunos rasgos de especificidad, tales como los que derivan de programas arquitectónicos correspondientes a familias determinadas, de la aplicación de una tecnología de arraigado desarrollo en Chile y de soluciones que además absorben aspectos típicos del ambiente natural. Estas observacio– nes p ermiten establecer que se trata de proyectos elaborados en la zona por arquitectos chilenos o extranjeros que, debido a la atracción que ejerce Valpa– raíso, terminan por integrarse al país. A ellos se debe la categoría que alcan– zan las obras, en una labor que implica tomar la arquitectura de característi· cas eclécticas e insertarla en la geografía e historia porteña, modificando y agregando aquello que finalmente contribuye a concretar una manifestación que, en alguna medida, contiene un matiz propio. A estos profesionales les co– rresponde interpretar las aspiraciones d~ sus mandantes y materializar idónea· mente el marco adecuado para su desarrollo integral. Del repertorio que generaliza el movimiento ecléctico, en Playa Ancha se combinan elementos tomados del renacimiento, del neoclásico y de l neo– gótico. Pero no cabe duda que esta última forma del lenguaje arquitectónico es la que predomina y se distingue como una lograda manifestación del estilo, protagonizada por la prestancia de las maderas disponibles en Chile. Su pre– sencia en el barrio es tan fuerte que induce, por prestigio social, a modificar fachadas con el objeto de acentuar la relación formal con el neogótico. Es el caso de Pedro León Gallo Nº 413 y de Sierra Nº 68. La secuencia de viviendas que comparten esta expresión formal, está in– dicando que a principios de siglo en Playa Ancha se materializa un aspecto de la cultura de la madera que forma parte del proceso de la edficación en Chile y que contiene un acento de identidad nacional. Las soluciones de intención neogótica que se observan en la urbaniza– ción inicial del cerro, además de las mezclas estilísticas que admite la postu· ra ecléctica, poseen recursos que rememoran la vivienda chilena del siglo XVII l. Se trata de características del quehacer arquitectónico que permane– cen, estableciendo una continuidad entre el pasado inmediato y las nuevas obras. En primer lugar, se reconoce la techumbre a la vista, con sus gravitan– tes mantos a varias aguas. En épocas anteriores se intercala e l mojinete con el objeto de jerarquizar el acceso; ahora, dicho elemento suele coronar el trata– miento volumétrico de cualquiera de las e levaciones, conmpartiendo con la solución en forma de hastial los complejos diseños de las techumbres. En cuanto a la composición de los volúmenes, e l apego a tierra que de– riva del respeto a la actividad sísmica y que se halla tan incorporado a lamen– talidad de los chilenos, continúa concretándose en la superposición de pisos cada vez más livianos; así, suelen disponerse los niveles bajos con estructuras de madera y adobillo, consultándose simples tabiquerías para los niveles su– periores, si bien toda la fábrica es igualmente resistente. Un elemento tradicionalmente incorporado a la vivienda en Chile es el espacio intermedio. De las numerosas formas urbanas y rurales que suele adoptar, en las casas de Playa Ancha se encuentran también elementos que tamizan la relación exterior-interior, tales como el pórtico, exponente del gra– do de laboriosidad aplicado a la madera; el balcón, que a veces se extiende recordando al balcón corrido; el mirador, cerrado a causa del viento; el za– guán, lim itado por la puerta de acceso y la mampara, uno de los primeros e le– mentos que se enriquecen con la ornamentación art nouveau; las galerías, que reemplazan los corredores coloniales; los vestíbulos, provistos de aberturas ce– nitales, reminiscencia del patio de épocas pasadas. En la interrelación de los espacios exteriores e interiores, el medio na– tural es un factor que esta arquitectura recoge y que se manifiesta en ciertas peculiaridades de su emplazamiento. La mentalidad de la época impulsa a 101
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=