Sueño de amor : historia de una película en los albores del cine sonoro latinoamericano
22 De esta forma, la película sintetiza su argumento de la siguiente manera: “En París, Liszt compone “Sueño de Amor” para su alumna de piano Carolina, de quien está enamorado, pero llega el conde, padre de ella, y dice que la joven debe casarse con otro de su linaje. Liszt queda muy melancólico y abúlico; un médico le dice que no debe leer, pero el mú- sico desobedece la orden y compone la “Sinfonía revolucionaria” inspi- rándose en la gente que canta “La Marsellesa” por las calles. La con- desa María abandona a su esposo y a su hija para fugarse con Liszt, con gran escándalo social. Liszt y María viajan por toda Europa, acom- pañados del poeta Musset, y tienen varios hijos (el primero de ellos es la hija Blandina). Al cabo de un tiempo, María, como Musset y una adi- vinadora habían previsto, se cansa de ser solo un reflejo de su marido; quiere volver a Paris y triunfar en los salones como literata, al igual que George Sand. (…) Liszt regresa a su pueblo húngaro natal, donde una tribu gitana (con violinista) lo corona rey. Unos carteles hablan de la estadía de Liszt en Weimar y de su apoyo a Wagner. Después, en Kiev, Liszt se enamora de la princesa de SaynWatgenstein (sic), casada y con un hijo. El músico y la princesa se hacen amantes y envejecen juntos sin poder casarse, pues el marido de ella, codicioso de sus tierras, le niega el divorcio. (…) Ya viejo, Liszt aborda un tren miserable y cree ver a Caro- lina, joven como la dejó, sentada a su lado y diciéndole que nunca lo ha abandonado. (…) Liszt vuelve a tocar “Sueño de amor” junto a Carolina, pero todo ha sido un sueño: en el vagón del tren sólo hay una pareja de enamorados que mira burlonamente al músico” (de la Vega, 1992, p. 14) La trama evoca numerosos pasajes abordados en el total de la filmografía de Bohr, como el conflicto entre relaciones y diferencias de clases, el reconocimiento al artista por su propio pueblo, el retorno, la identidad como un valor en el mun- do globalizado o el viaje como una travesía de crecimiento sicológico. Resulta fá- cilmente reconocible el estilo de Bohr en una de sus pocas películas de época, y posiblemente la única de su filmografía que tiene una clara connotación de film de arte 18 . Enfundada en un curioso barroquismo, la película despliega un cuidado tra- tamiento fotográfico con referencias pictóricas, como en la secuencia inicial don- de alude la obra “Franz Liszt al Piano” (1840) del austriaco Joseph Danhauser 19 , de la que se vale para instalar la pletórica sensibilidad de artistas hacia las interpretaciones de Liszt, los cuales figuran admirándolo en un recital. La “lisztomanía”, de la que se ha escrito en innumerables oportunidades, es también abordada en la película por medio de la absoluta devoción que abarca desde oli- garcas hasta campesinos, secuencias donde Arrau ejecuta magistralmente el pia- no. Alex Phillips emplea juegos visuales dados en reflejos, intentando dar profundi- dad a un cuadro rígido y aludiendo al carácter pictórico detallado anteriormente.
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