Sueño de amor : historia de una película en los albores del cine sonoro latinoamericano

11 Es la película “Santa” aquella que inicia el cine sonoro mexicano, proyecto íntima- mente ligado al retorno a este país de Joselito Rodríguez (1907 - 1985), ingeniero en electrónica radicado en Hollywood desde 1925, y que en 1929 crea junto a su hermano Roberto el Rodríguez Sound Recording System , un original mecanismo de captura de ondas de sonido capaz de imprimirse en soporte fotoquímico, con la particularidad de poder ser montado en un camión móvil para el registro en exteriores. Con este sistema rodó en Hollywood, para la compañía Universal, una serie de westerns íntegramente parlantes, titulados “The Indians Are Coming” (Henry MacRae, 1930). Serían los representantes de la Universal en México quienes, entusiasmados por esta experiencia, proponen llevar este equipo al país, contra- tando no sólo a los hermanos Rodríguez, sino también a algunas figuras de las talkies hispanoparlantes, como el actor español Antonio Moreno –en el cargo de director-, la actriz Lupita Tovar -protagonista de la versión latina de “Drácula” estre- nada a inicios de 1931-, y el actor Donald Reed, que en realidad se llamaba Ernesto Ávila Guillen y era también de nacionalidad mexicana 3 . El rodaje se realizó en Ciudad de México entre el día 3 de noviembre de 1931 y el 5 de enero de 1932, y participó como director de fotografía el canadiense Alex Phillips, quien había arribado al país en el mismo año 1931. Phillips contaba con una importante trayectoria internacional, y le imprimiría a la película una estética oscura y expresionista poco habitual para un melodrama. “Santa” se estrena el día 30 de marzo de 1932, para luego tener una difundida premiere en Hollywood, que en Chile fue cubierta por revista Ecran : “Ya se ha cumplido el primer paso en pro de la industria latinoameri- cana de películas en nuestro idioma. “Santa”, película mexicana ba- sada en una famosa novela del mismo nombre y producida en la Ciu- dad de México por una compañía nacional del país hermano, acaba de ser lanzada al público, obteniendo un recibimiento que demuestra el entusiasmo de las gentes de nuestra raza por los esfuerzos de los suyos. Apenas terminada la película en la capital de México, la prime- ra copia de ella fue llevada en avión hasta Los Ángeles con el objeto de llevar a cabo una gran “premiere” de gala en el Teatro California de la ciudad del cine. A esa función, que vistió inusitados caracteres, asistió lo más granado de la colonia fílmica de nuestro idioma” ( Ecran , nº 84, 2 de agosto de 1932, p. 10) “Santa” sería el inicio de la configuración estética sobre lo latinoamericano que predominó en gran parte de este periodo. Aún cuando se trata de una construcción delineada desde una elite industrial, serán relatos regidos por la necesidad de configurar una representación de comunidad que Hollywood no fue capaz de comprender desde sus bases culturales. La hibridación entre mercado y naciona-

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