Artistas en la industria: los orígenes del cine sonoro chileno
57 La prensa de la época destacó, no sin cierta épica, el importante trabajo de pro- ducción que demandó “Norte y Sur”, que se tradujo en “ocho meses de trabajo”, “experimentos privados de larga paciencia”, y el costo de “12.000 dólares” ( Ecran , Nº 174, 22 de mayo de 1934, p. 16). Finalmente, se exhibe por primera vez el día 7 de julio de 1934, en una función privada para “un vasto grupo de escritores, periodis- tas, elementos de círculos intelectuales y teatrales de esta ciudad” ( El Mercurio , 7 de julio de 1934) para dar paso a su estreno comercial el día 10 de julio. La prensa reiteraba que se trataba de la primera película “hablada” del cine nacional, dato que posiblemente marca la diferencia con sus antecesoras: ya no se trata de ruidos y música sincrónica, sino de diálogos en un relato de ficción que homologaba aque- llas que se habían instalado en las pantallas locales. La recepción del medio fue entusiasta, y en ello posiblemente contribuye el elenco estelar que convocó Délano, en el que se encontraba Guillermo Yánquez “que había vuelto poco antes a Chile precedido de la leyenda de haber sido en Hollywood actor cinematográfico” (Mouesca, 1997, p. 272), la popular cantante y actriz de revista Hilda Sour y el actor Alejandro Flores, con experiencia en el cine de Argentina. Según la historiadora Jacqueline Mouesca “El 24 de julio se realiza en el Teatro Coliseo una velada de celebración de las 50 representaciones de Norte y Sur” y posteriormente “las exhibiciones proseguirán en provincias” (Mouesca, 1997, p. 51). El hito de la primera película parlante realizada en el país, no significaría el aumento en la producción de éstas, sino por el contrario se trató de un hecho aislado dentro del estancamiento en el que se encontraba la producción argumental nacional, tal como se demuestra en el siguiente gráfico:
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