Artistas en la industria: los orígenes del cine sonoro chileno
56 Este común interés los lleva a crear la sociedad Vivado-Spencer, e incursionar en la creación de numerosos proyectos pioneros para la instalación de estaciones de radio en todo el país, actividad que en los años veinte comienza a gozar de amplia popularidad en diversos sectores: “Era tan importante la radio en la época que don Marmaduque Gro- ve, al dar su golpe militar del 4 de Junio de 1932 e iniciar la efímera “República Socialista”, hizo instalar un equipo de radio en el Palacio de Gobierno para transmitir directamente (…). Don Ricardo Vivado, ese mismo año ’32, convence a la Compa- ñía de Seguros La Chilena Consolidada para sacar dos emisoras; una en Santiago y otra en Valparaíso, comentado anteriormente. Sus estudios estaban en la calle Huérfanos N°1153 y en el progra- ma de inauguración cantó Libertad Lamarque, que se hizo pagar la suma de 30 pesos por cada canción” (ARCHI, 1996, p. 14). Ambos técnicos comenzaron a diseñar y trazar las pautas para construir en Chile un equipo de registro con sonido óptico, sincrónico a una cámara de 35mm. Junto a este equipo de ingenieros en sonido y técnicos, trabajó el director de fotogra- fía Egidio Heiss y el camarógrafo Edmundo Urrutia 33 . Se habilitó un estudio en la céntrica calle Alameda, para iniciar la filmación hacia finales del año 1933 con los recursos obtenidos de la Caja de Crédito Minero, lo cual incide directamente en el argumento: “La acción se desarrolla paralelamente en Chile y Estados Unidos, de allí lo de “norte y Sur” del título. Alejandro Flores interpreta a un joven ingeniero en minas enamorado de una bella mujer (Hilda Sour, la “Kay Francis” chilena) que vive una aparente felicidad junto a otro ingeniero norteamericano (Guillermo Yánquez, quien le ha seducido con su fortuna. Finalmente, se da cuenta que su felicidad está en el sur” (López Navarro, 1997, p. 27) Esta película habría sido también la primera en emplear recursos de lenguaje que incorporaban el sonido como dispositivo estético: “Otra escena interesante mostraba a un boxeador que golpea rítmicamente el puching ball. Aquí había un efecto de sonido, ya que el ruido producido por los golpes era sincronizado con el traqueteo de un ferrocarril que irrumpía a toda velocidad en la pantalla” (Godoy, 1966, p. 106).
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