Artistas en la industria: los orígenes del cine sonoro chileno

31 Es también el periodo en que irrumpen los totalitarismos europeos, como el na- cionalsocialismo en 1933, la dictadura portuguesa de Antonio de Oliveira Salazar en 1932 y Francisco Franco en 1936, lo cual modifica no solo el panorama político mundial, sino también los modos de abordar el cine en cuanto campo discursivo social y cultural. Luego del ocaso de los talkies hispanoparlantes, una parte considerable de acto- res, directores, técnicos y artistas en general, tuvieron un rol preponderante para desarrollar el cine sonoro latinoamericano. Fue el caso de Adelqui Millar, que adquiere una reputación enorme en Argentina como director y más de treinta largometrajes a su haber. Lupita Tovar posteriormente protagoniza el primer largometraje sonoro en México, mientras que José Bohr tendrá una prolífica carrera en México y Chile. Carlos Borcosque se traslada en 1938 a Argentina, donde se convierte en uno de los más importantes directores de ese país en la década del cuarenta y cincuenta, con importantes películas como “Y mañana serán hombres” (1939, con Libertad Lamarque), “Flecha de Oro” (1940), “La juventud manda” (1943) y “Pobres habrá siempre” (1958). Su método de trabajo habría sido revolucionario al importar las prácticas norteamericanas, contribuyendo a profesionalizar la disciplina regional. A Chile solo retorna para contribuir en los nacientes estudios estatales Chilefilms, filmando en 1945 “La Amarga Verdad”, donde habría ejercido una fuerte influencia en los entonces jóvenes Naúm Kramarenco, Patricio Kaulen y Nieves Yankovic, que participaron como asistentes y actores de esta película, dando sus primeros pasos en el cine 18 . Tito Davison se sumaría a la revista Ecran en 1933 como corresponsal de prensa, y en 1938 se radica en México para emprender una carrera con más de sesenta películas, obteniendo reconocimientos como el premio Ariel al mejor guión adaptado por “Bel Ami” (1947) y el de mejor director por “La dulce enemiga” (1957). Vuelve a Chile para dirigir en 1956 la coproducción “Cabo de Hornos”, y luego “El burócarata González” y “Más allá de Pipilco” en 1964 y 1965 respectivamente, dos comedias que contrastaban con las primeras películas de carácter autoral y lenguajemoderno que surgían en el país. Por su parte, JorgeDélano escribió en sus memorias que “me canso de lamentar no haber procedido como ellos” (Délano, 1964, p. 166), ironizando respecto al devenir de Davison y Borcosque, quienes triunfaban en el exterior. A su retorno, Délano se esmeró en impulsar una industria local bajo los estándares norteamericanos, aún con la ausencia de equipos, instalaciones y recursos, algo propio en el cine de la región. Sin embargo, su aporte es significativo, ya que crea los primeros equipos chilenos para el registro de sonido para cine, instala los Estudios Santa Elena y aplica numerosas estrategias de filmación aprendidas en Hollywood. Igualmente destaca su rol como actor cultural, al fundar la revista de sátira política “Topaze”, y convertirse en uno de los más importantes exponentes de la ilustración gráfica chilena:

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