Artistas en la industria: los orígenes del cine sonoro chileno

24 Unidos, funda la revista Ecran , dedicada a difundir para Chile la vida de las “estrellas” en Hollywood. Sería Borcosque quien intercediera con Bohr para sumar al joven Davison en el elenco: “- Usted, señor Bohr, hizo nacer en mí el deseo de hacer cine… En Santiago, en los estudios de Giambiastiani, vi “Esposas certificadas”, rodada por usted en Punta Arenas… me gustó mucho… Y… ¿Qué puedo hacer para usted señor Borcosque?... Además de una entrevista que deseo para “Ecran”, quería presentar- le a mi sobrino Tito Davison. Es un chico que, me parece, vale mucho… y… estamos francamente necesitados” (Bohr, 1987, p. 161) Los primeros pasos que Davison da son como actor secundario en diversas pelícu- las, entre las que se cuentan “Así es la vida” (George Crone, 1930), “La fuerza del querer” (Ralph Ince, 1930) y “La gran jornada” 12 (David Howard, 1931), esta última también con la participación de la niña Adriana Délano, hija de Jorge “Coke” Délano, que también se sumó como extra en algunas producciones: “Más de una vez nos encontramos disfrazados almorzando en una mesa del estudio, y yo pensaba entonces en qué comentarios circu- larían en Santiago si nos vieran en tales trazas” (Délano, 1956, p. 245) Carlos Borcosque fue el chileno que desarrolló la más amplia trayectoria como di- rector. Contratado por la Metro Goldwyn Mayer, filmó versiones hispanoparlantes de “Wu Li Chang” (1930, adaptación de “Mr. Wu”), “En cada puerto un amor” (1931, adaptación de “Way of a Sailor”), “La mujer X” (1931, adaptación de “Madame X”) y “Cheri-Bibi” (1931), esta última con la participación de Tito Davison como actor. “Sombras de Gloria” tuvo su primera exhibición en el teatro Criterion de Los Ángeles, para luego ser estrenada con énfasis de publicidad en Ciudad de México el día 30 de enero de 1930. La elección de este país, posiblemente obedece a consideraciones netamente comerciales, tal como relata Bohr: “‘Paramount Pictures’ adquirió los derechos para distribuir “Sombras de Gloria” en México. La “Sono Art” quiso hacer las cosas en grande y mandó a su “astro exclusivo” a la Première en la Ciudad de los Palacios. Fue en el “Cine Olympia” (sic) de la capital azteca. Era administrador del “Cine Olimpia” Fernando de Fuentes, quien como director, años más tarde, haría el más grande de los éxitos para el cine mexicano, “Allá en rancho grande” con Tito Guízar. (…) El éxito del film y mis presentaciones personales tuvieron una espléndida aceptación del público deMéxico” (Bohr, 1987, p. 169)

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