Cineclubismo y educación
18 / películas a los públicos que le son propios tanto como el derecho de esos públicos, dispersos por nuestra geografía, a acceder a los bienes culturales producidos en nuestro país y el acceso al conocimiento de las películas de todo el mundo, rasgo esencial de una cultura cosmopolita pero definida desde sí misma que será parte de los pueblos del futuro. ¿Se podrá decir que es la apelación a un rol activo del Estado o incluso estatista? Si, se trata de apelar a un rasgo esencialmente activo del Estado en cuanto a generar y mantener en el tiempo un espacio cinematográfico favo- rable a lo anteriormente expresado. En ese marco, los cineclubes, en especial los asociados a las universidades, como nos propone el libro, pueden ocupar un rol importantísimo en recuperar el te- jido social del cine, generar polos de pensamiento audio- visual independiente y contribuir de manera decisiva al encuentro de los ciudadanos con las películas chilenas y universales. En definitiva, constatamos que necesitamos incrementar los espectadores que ayuden al artista a cum- plir su rol, al estar en condiciones de establecer una pro- funda relación con su obra y, por tanto, que pueda disfru- tarla, discutirla, confrontarla y, sobre todo, hacerla parte de su memoria, de su patrimonio. En palabras del investigador belga Michel Clarembeaux: “El cine es un arte. Y es, sobre todo, un arte de la memoria, tanto colectiva como individual. Educar para el cine, en cierto sentido, es también interrogarse
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=