Cineclubismo y educación
/ 17 prácticamente han desaparecido, sucumbiendo ante la im- posibilidad de acceder a nuevas tecnologías y a una compe- tencia desigual. La mayoría de las localidades del interior ya no cuentan con salas de cine que funcionen continua- mente y nuestras películas prácticamente no llegan hasta esos públicos. Incluso aún hay capitales regionales que no cuentan con espacios de exhibición cinematográfica. Una doble discriminación se ejerce con estas comunidades, al carecer su vida cultural del cine y del acceso a los bienes culturales que representan las películas de su propio país. A su vez, los realizadores no cuentan con la posibilidad de que sus películas puedan ser vistas por los ciudadanos de su territorio. Por ello, una política coherente por la diversi- dad audiovisual y el cine de los chilenos, debe contemplar una estrategia ambiciosa, sistemática, con continuidad, que abarque al país en su conjunto. Las salas de cine arte y los espacios de difusión cinematográfica a lo largo del país, como los cineclubes, deben considerarse de manera arti- culada y con perspectivas de largo plazo. Pero ello requiere que la lógica de mercado no sea el común denominador de esta política. Es necesario sostenerla a pesar del mercado. ¿Alguien podría aplicar dicho principio a las salas independientes y los centros culturales de las localidades del interior, en las cuales se perdió el hábito del cine y en donde dichos espacios tra- tan de rehacer el tejido social del cine? Se trata por tanto, de la necesidad de implementar una inversión social pú- blica para un fin más permanente que es el acceso de las PRÓLOGO Cineclubismo y educación
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