Cineclubismo y educación

/ 15 la difusión de nuestras películas y para el intercambio cul- tural fluido con los cines latinoamericanos, así como para acceder al conocimiento del cine del mundo, es un reque- rimiento fundamental. La calidad de la educación tiene también en el conocimiento y el goce estético del cine, un componente muy relevante para formar ciudadanos con capacidad de discernir entre las ofertas culturales que lo intentan seducir. La utilización de nuevas tecnologías en función de esos objetivos parece abordable. En muchos países se han puesto en práctica estrategias para abordar esta problemática. Desde hace tiempo, en Francia y otras naciones europeas las salas de cine arte, los cineclubes y los archivos fílmicos cumplen parte de esta tarea. Muchas de estas experiencias han per- mitido que los cineclubes se desarrollen. Así lo ha sido en los “kino comunales” de Alemania (conjunción de acción pública y gestión privada), las salas de arte y ensayo france- sas e italianas, y las asociaciones de salas de este tipo, la Ci- nemateca Francesa, el Cine Doré de la Filmoteca Española, entre tantos casos posibles de citar. En América Latina existen experiencias muy interesantes, como las salas de la Cineteca Nacional de México, la red de salas al interior de Venezuela de la Cinemateca Nacional y los llamados “Espacios INCAA”, la red de salas asociadas al Instituto de Cine de Argentina. Un caso ejemplar durante muchos años han sido las salas de la Cinemateca Uruguaya, cuya progra- mación y cineclub son responsables del alto nivel cultural cinematográfico del movimiento audiovisual de ese país. PRÓLOGO Cineclubismo y educación

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