Policy Brief : Propuestas para repensar las viviendas y el habitar Chile

La política habitacional dominante privilegia la densificación al máximo de los proyectos inmobiliarios tanto en el ámbito público como en el privado, disminuyendo al mínimo reque- rido por ley los espacios comunes que incluyen áreas verdes, vías de circulación interna y capacidad de ascensores, entre otras. El objetivo de esta política -empujado por obtener una mayor ganancia en el ámbito privado, o cubrir más rápida- mente un déficit de viviendas, en el ámbito público- es el de tener la mayor cantidad de unidades habitacionales posibles por superficie de terreno. En consecuencia, el diseño de vi - viendas nuevas, tanto de aquellas construidas con recursos públicos como privados, no ha sumado a sus propuestas, como se ha insistido, espacios físicos para el trabajo y edu- cación remota en el interior de las viviendas. Si bien los di- seños internos, tienden a ser plantas libres, esto es, que los departamentos y casas unifamiliares tienen como estructura soportante los muros perimetrales y las divisiones interiores son tabiques de fácil modificación, la superficie es tan limi - tada que la reconfiguración del espacio simplemente no es posible. A esto se suma el que baños y cocinas tienen ubi- caciones y condiciones de mayor rigidez por la instalación de ductos de servicios varios, que se conectan en sentido vertical, dentro de un edificio. Este diseño ha resultado en el encierro obligado de personas y familias en viviendas de superficie insuficiente, debido a que los espacios comunes no tienen las características suficientes para garantizar un distanciamiento físico adecuado para prevenir el contagio. Adicionalmente, cuando se contagia un ocupante de la vi- vienda se hace imposible el aislamiento adecuado del resto de los ocupantes, lo que obliga a contar con soluciones de albergue temporal (residencias sanitarias) para aislar a los y las contagiadas de su entorno cercano. Un adecuado dimensionamiento y buenas condiciones fí- sico-ambientales de las viviendas y su entorno son indis- pensables para evitar el hacinamiento y mantener la salud y bienestar de sus habitantes. Está comprobado que las con- diciones de temperatura, humedad, aislación acústica, ilumi- nación y radiación solar, no son solo necesarias para alcanzar niveles de confort, sino esenciales para la salud humana y sus niveles básicos deben ser salvaguardados en todo tipo de vivienda, independiente de su valor y ubicación. La cali- dad de una vivienda se define primeramente desde el diseño, que, si bien ha ido evolucionando desde los 36 m2 de los ’80 hasta los 55 m2 actuales, aún no logra satisfacer los requeri- mientos de los distintos grupos familiares. Los estándares de vida urbana barrial son un componente esencial para alcanzar niveles de calidad habitacional, sien- do este último aspecto es uno de los más deficitarios en la mayoría de las comunas donde se inserta la vivienda social. La falta de regulación en el uso de suelo ha llevado al des- plazamiento de las viviendas sociales hacia comunas con bajo nivel de equipamientos urbanos o derechamente hacia la periferia urbana, carente de todo equipamiento social. La maximización del uso de suelo en áreas peri centrales ha alcanzado densidades por sobre los 500 hab/ha en algunos sectores de Santiago, que coincidentemente presentan ba- jos niveles en la cantidad y calidad de sus espacios públicos (aceras, plazas, parques, etc.). Por otra parte, la volumetría necesaria para alcanzar estas altas densidades empeora las condiciones ambientales de ventilación, iluminación natural y radiación solar, aumentando la vulnerabilidad de sus haci- nados habitantes. Anteriormente se mencionó el problema de adaptar el par- que de viviendas existente a los nuevos requisitos que se visibilizaron con la pandemia. En una fracción significativa de este parque será imposible intervenir la vivienda y habrá que buscar soluciones alternativas. Si el confinamiento no puede darse en condiciones dignas dentro de la vivienda, tal vez es posible establecer unidades más amplias de confinamiento, pero de menor tamaño que las comunas, como condominios o barrios que cuenten con equipamiento urbano suficiente, e incluyan áreas de esparcimiento y actividad física adecua- das para respetar el distanciamiento físico como parques y plazas, y comercio para suplir necesidades básicas (alimenta- ción, salud), minimizando la necesidad de los y las residentes de moverse fuera de estas áreas. De forma paralela se constata como el Estado ha tenido que invertir grandes cantidades de dinero para contratar instala- ciones privadas, acondicionadas como residencias sanitarias y trasladar a personas desde comunas alejadas de estos lugares. Paradójicamente, también por efecto de la pandemia, equi- pamientos existentes a nivel comunal que cuentan con ins- talaciones sanitarias y grandes superficies disponibles, como escuelas, liceos y gimnasios municipales, se encuentran des- ocupados por la suspensión de clases y actividades depor- tivas, siendo que históricamente, estos recintos funcionaron como albergues temporales luego de la ocurrencia de un de- sastre socionatural que generara desplazamientos significati - vos de población, como terremotos, inundaciones, erupciones volcánicas, avalanchas, incendios extremos, entre otros. 6 UNIVERSIDAD DE CHILE Vicerrectoríade Inves tigaciónyDesarrollo INVESTIGACIÓN INNOVACIÓN CREACIÓNARTÍSTICA POLICY BRIEF S e r i e D o m e s t i c a r l a C i u d a d

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