La intuición en la actuación

79 mado que enriquecía las posibilidades del montaje. Cabe preguntarnos entonces, ¿Este acercamiento al texto de manera más analítica estaría menoscabando el estado intuitivo que buscába- mos? Habíamos desarrollado una base estructural con la que estába- mos trabajando cada rol: las acciones y la modulación de los factores sensibles para articular un sentido en relación con el objetivo que teníamos dentro del montaje; teníamos textos y relaciones estableci- das con el resto de los actores (los que estábamos siempre en escena). Creo que era un riesgo, sin embargo, la manera que encontramos para evitarlo fue el comenzar a poner énfasis las relaciones que presentaba el texto. Si bien existía un trabajo personal que se había articulado analíticamente con las modificaciones de los factores sensibles y en relación con un objetivo y ahora estábamos poniendo este trabajo personal al servicio de la relación con otros entramados de acciones que poseen otros objetivos; y que, en consecuencia, requería de un ‘estado intuitivo’ para generar el diálogo. En un primer momento, al entrar a dialogar a partir de nuestra se- cuencia de movimiento y los “factores sensibles” que cada uno poseía dentro de su secuencia de movimientos se encontraban por primera vez con otro cuerpo en un estado energético de igual intensidad, pero con diferentes características, de modo que la forma que teníamos de conocer y relacionarlos con él era a partir de nuestros sentidos. Lo que observábamos por nuestros ojos, sentíamos por medio del tacto, oíamos del otro rol era nuestra manera de percibir ese cuerpo otro , percepción que, si bien estaba mediada por un proceso cognitivo, este conocimiento no era primordial a la hora de establecer las relaciones. Estas relaciones que se establecían entre los roles estaban mediadas por mecanismos de intuición al momento de interactuar entre noso- tros, pero esta intuición estaba bajo la premisa de la definición kan- tiana de sensible . Cada actor era poseedor de su propio material que se ponía al ser- vicio de la escena, como señala Meyerhold “El arte del actor se funda-

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