La intuición en la actuación
136 do como un camino de una sola vía es en sí una consigna casi ridícula: Para decirlo de manera más específica, puede demostrarse lo si- guiente: dada cualquier regla por muy 'fundamental' o 'necesaria' que sea para la ciencia, siempre existen circunstancias en las que resulta aconsejable no sólo ignorar dicha regla, sino adoptar su opuesta. Por ejemplo, hay circunstancias en las que es aconseja- ble introducir, elaborar y defender hipótesis ad hoc , o hipótesis que contradicen resultados experimentales bien establecidos y generalmente aceptados, o hipótesis cuyo contenido es menor que el contenido de las alternativas existentes empíricamente adecuadas, o hipótesis auto inconsistentes, (Feyerabend, 1986) Por consiguiente, si queremos hablar de un método que fomente la intuición es necesario tener presente que tanto la manera en que se aplica como sus resultados deben ser producto de necesidades y cir- cunstancias que pueden introducirse de manera contradictoria entre un caso y otro. “Todo vale” en la intuición. Este método debe abordarse no desde las fórmulas sino desde las premisas y lineamientos. En consecuencia, la idea de que sí se podría gatillar la intuición o no se hace más clara, ya que a pesar de ser un factor inconsciente sí puede ser estimulado a conciencia. Con esto en mente me atrevo a decir que entrenar la intuición es básicamente lo mismo que entrenar de manera focalizada cualquier músculo de nuestro cuerpo, pero en vez de hacerlo con un ejercicio sistemático y constante como lo podría ser el levantamiento de una pesa, lo hace- mos por medio de crisis y problemas 14 . Si bien la imagen no es para nada agradable, es lo que yo considero como la forma más efectiva. El estado de crisis es un catalizador del inconsciente ya que inhibe el accionar de la lógica en beneficio de la acción inmediata. Es como si 14 Ver ensayo de Rodrigo Walker en esta misma publicación (p. 99)
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