La intuición en la actuación
105 ambiente conduce en efecto a reinventar el movimiento en su preci- sión y singularidad. La música y el concepto de pulso, por ejemplo, permiten poner al servicio del ritmo a un cuerpo dueño de sí mismo, libre y espontáneo. Ejercitar una técnica u otra nos permitirá enseñarle a nuestro pro- pio cuerpo a aprender cómo leer lo que le rodea, trabajando nuestros sentidos a través de la experiencia, con ejercicios que permitan am- pliar los horizontes de nuestro instrumento/cuerpo, acabando con las limitaciones de nuestros órganos sensoriales y perceptivos para nutrir de posibilidades de nuestro organismo motor. En este sentido, “todo lo que ayude al actor es válido. De hecho, todas son maneras útiles de trazar una línea entre la vida diaria real y el mundo del espectáculo” (Oída, 2016, p.77) En este sentido, y asumiendo la diversidad de las prácticas que exis- ten, podemos notar que la naturaleza deportiva del ejercicio no es primordial para el entrenamiento del actor/actriz. Más bien, la natu- raleza de los ejercicios tiene poca importancia en comparación con los juegos de fuerzas, de energía, con los ritmos, las tensiones y los bloqueos que evidencian en nuestro cuerpo. “Poco importa la técnica o el estilo que se aprenda, de hecho, se pueden practicar disciplinas tan diferentes como el aikido, el judo, el ballet, o la mímica y obtener el mismo beneficio; ello, por que aprendemos algo más allá de la técnica” (Oída, 2016, p.147) Rol en presente Lo que presento como un trabajo transversal de la exploración per- sonal de un actor —el entrenamiento— tiene como finalidad dotar al cuerpo de una amplia sensibilidad, una fineza sensorial como la de quién distingue la textura y naturaleza de cada instrumento en la canción. El cuerpo entrenado en su sensibilidad es capaz de elegir qué seguir: las cuerdas, instrumentos de percusión, los de viento, el ritmo o la melodía. Se suma a la composición a partir de lo que haya
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