Poesía Chilena en dictadura y postdictadura
80 | intercalados versos o palabras ennegrecidos, con lo que se difumina la cate- goría de “título”, sin mencionar que la casi total ausencia de puntuación ge- nera la sensación de que todo el poemario conforma un poema único, sin comienzo claro, sin final aparente. Por una cuestión de extensión, mencio- naré los casos que me parecen paradigm ticos, antes que una revisión ex- haustiva. Paradigm ticos en cuanto a 1) estructuras y expansión, lo que ge- nera, adem s, 2) sensación de movimiento y transcurso temporal, apoyado en el uso de tipografías de diversos tamaños, como en el poema “punto de vista”. Así, se forman estructuras como la del poema “deseo”, el cual figuraría un estadio temprano de la materia, o el poema “late mi corazón” con el final del poema anterior, que parecen formar una sola estructura. Frente al poema “aquí no cabe / otra cosa / que el vacío” el cual expresa la expansión del Uni- verso de manera cabal, en versos aislados y solitarios, o el poema “grillo dice que alguien / que nada” (considerar que: el vacío es una categoría científica, la nada es un concepto metafísico). Finalmente, quiero dar cuenta de otros dos aspectos que me parecen sorprendentes. Por una parte, que gran canti- dad de poemas parecen poemas “sin terminar”, lo que no deja de responder a una arquitectura inconclusa del mundo andino. Y, por último, el parecido casi caligram tico del poema “silencio”, con la línea de nazca conocida popu- larmente como “el astronauta” (Anexo No.5). Así, y como indica Lezama en su ensayo Las imágenes posibles : Nos damos cuenta que si dentro del poema subsiste la sustancia poética, donde coincide el tiempo como imagen de la eternidad y el tiempo como duración, y un espacio coincidente de un medio universal e indiferente y un espacio comparativo ocupado por objetos. Y las viejas pugnas entre generación y movimiento, resueltas en el germen sucesivo, en el germen poesía coincidente con el poema movimiento (188). Nos damos cuenta, en fin, de cómo Fariña, en Donde comienza el aire , logra una textualidad en que se reúnen tiempos diversos, no sólo en cuanto pasado-presente, sino también en cuanto a la relación eterno-dura- dero. Se reúnen voces y también espacios: diversas maneras de plantear la es- pacialidad, lo est tico y el movimiento, las formas regulares y las irregulares, que dan cuenta de una conciencia andina, capaz de recuperar y reactivar, en
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