Poesía Chilena en dictadura y postdictadura

| 79 | Soledad Fariña: una poética del espacio la p gina comunica un orden, un cosmos, una retombée científica y andina. Existe, adem s, una tensión entre la abstracción geométrica —de corte andi- no— y la dispersión de la palabra, similar a la expansión acelerada del uni- verso. Sin privilegio la una sobre la otra y, sin embargo, “la tradición andina —cita Paternosto a Kubler— [es] de signos convencionales ordenados m s por necesidades sem nticas que por relaciones miméticas” (44), una rela- ción pre-verbal de contacto con el cuerpo-madre 3 . Así, y recordando la exis- tencia de la materia oscura, evidenciamos poemas que forman estructuras: los m s geometrizados como car cter andino, los irregulares como mues- tra del Universo. Ejemplos del primer caso, los podemos categorizar como 1) poemas cuadrados (Anexo No.1): “lengua osa verba”, “el juego se llama mariposas”, “duradero”, “dame la vida”, “ rbol de la vida”, el ya citado “cari- cia” y un largo etcétera; 2) poemas escalonados (Anexo No.2): “amó la luz la hondonada”, “fueras por la orilla”, “sigue ese tordo azul”, o el caso del poe- ma “cóndor / su vuelo / detenido / en ese punto”, en el que se sintetizan las referencias ya dadas: andinidad, miniaturas, viaje est tico, la retombée del Universo; y otro largo etcétera.; 3) poemas triangulares (Anexo No.3) (o con aparición de tri ngulos), como montañas o Apu, o con la forma de “re- loj de arena”, que Paternosto considera paradigma del mundo andino, lo alto y lo bajo. Se incluyen aquí: “meditación de la piedra”, “una cordera”, y así po- dría continuar mencionando otros poemas. Pero veamos los poemas del se- gundo tipo, las estructuras irregulares (Anexo No.4). Cabe mencionar, an- tes de citar otra serie de poemas, que todos los títulos que he mencionado y mencionaré, no son m s que arbitrariedad, ya que gran parte de los poemas no tienen una marca de título clara, puesto que todos los títulos comienzan sin mayúscula, no todos est n ennegrecidos, y gran parte de poemas tiene 3  Si bien he venido mencionando en diversos momentos la insistencia sobre el cuerpo fe- menino, no se le ha prestado la atención necesaria, ya que por sí mismo supondría un modo de espacialidad que debiera ser tratado en un subcapítulo aparte, cuestión que no llevaré a cabo ahora. Sin embargo, dejo patente que mi principal acercamiento teórico al tema estaría dado por el artículo La problemática de la diferencia sexual y de la identi- dad femenina en Kristeva e Irigaray , de Nelly Richard, compilado en el tomo número 11 de la revista Lar.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=