Poesía Chilena en dictadura y postdictadura

| 45 | El Paseo Ahumada de Enrique Lihn: análisis de un espacio en crisis El hotel Bidart en la calle Nueva York recuerda a la ciudad que lleva su nombre/ Porque el hotel como un inmueble del Bronx cualquiera no tiene luz pro- pia como puede verse al atardecer/ Est m s muerto que la luna/ su ca- d ver carbonizado tampoco es un monumento arquitectónico […] Pero igual no lo demuelen como si quisieran enterrar en sí mismo,/ yo que us- tedes lo haría desaparecer/ después de todo este monumento a la miseria no deja de ser demasiado visible (28) Esta visión, m s cercana a la mendicidad y a la miseria, se opone a la fastuosa fachada del Club de la Unión, lugar por antonomasia de la élite chilena. La heterotopía, dice Foucault, tiene el poder de yuxtaponer en un solo lugar múltiples emplazamientos que son, en sí mismos, incompatibles. Est n los mendigos, la élite y la clase media que ocupan un terno de Fallabe- la. De esta manera el club se opone: “Enfrente suyo como un Planetarium se levanta a todas luces el Club de la Unión / que se enciende con luz propia temprano al atardecer / pues los caballeros —sus usuarios y clientes— no han vendido todavía esa joya a los rapaces que la rondan” (28). En la calle Nueva York se entrecruzan dos mundos que dan signifi- cancia al poema. Como se dijo anteriormente, la unión de estratos es parte del discurso que elabora el poema. La alegoría de la democracia lleva a que: “El Club de la Unión y el Hotel Bidart, separados y unidos por lo ancho de la calle rinden a Nueva York una especie de homenaje” (28). El monumento a la división, al estar arriba o abajo, o simplemente, estar todos hundidos en un país de monstruos. Benjamin, en su libro Iluminaciones , señala que en Baudelaire la multitud se presenta como una masa sin forma que equivale a París. En el caso de Lihn se puede sostener todo lo contrario. Hay descripciones parti- culares en El Paseo Ahumada , por ejemplo, la masa se encarna en personajes específicos como es el caso del Pingüino inmortalizado por el poeta: “Se au- toapoda El Pingüino y toca un tambor de cualquier cosa con su pezuña de palmípedo” (15). Este es el único personaje que est presente en todo el li- bro y adem s est inmortalizado por medio de la imagen, pues en la edición

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