Poesía Chilena en dictadura y postdictadura

38 | El sitio político de Diamela Eltit es sin duda ese espacio de goce estético y social, un espacio que la escritura literaria arma y proyecta m s all de sí misma, sobre un horizonte de posibilidad, utópico pero indispensable, cierto y gratificador. […] Es político porque es el espacio de una verdad (li- teraria, ética), pero no domiciliada aún en la historia, solo deseada, sólo objeto de un “hambre” que la postula, y que, para abrirse camino y hacerse realidad, “historia” exige modificar lo que hay, lo establecido, lo conocido ( Novela chilena contemporánea 16). En esta línea, el efecto del simulacro en la escritura política se refiere a la puesta en juego de una estética escritural que persigue fisurar todo indi- cio de dominación o restricción del campo creativo en el quehacer literario; una escritura política que apunta a la puesta en cuestión de las estructuras rígidas, con el fin de reescribir los sistemas hegemónicos del campo litera- rio o actuar contra los encasillamientos literarios elitistas. Desde esta pers- pectiva, la reflexión crítica que se realiza en torno a la escritura en la parte sexta de Lumpérica se ejecuta desde la simulación del componente lírico de la obra. Este componente se muestra directamente relacionado con la crisis del sentido que se expone a través o en la propia escritura de la novela. Inser- ta en el estatuto de la ficción, Lumpérica se aleja radicalmente de toda pro- puesta mimética , para encarnarse como un ejercicio poietico . En este sentido, su escritura reconfigura la división de lo sensible (Rancière 19) apuntando hacia una intervención estética y política, toda vez que se interesa por hacer visible aquello que de antaño era invisibilizado y, desde allí, cuestionar todo atisbo de hegemonía establecida. En este aspecto, la primera parte de “6” se caracteriza por exponer el modo en que la escritura crea un universo de sentido m s all de la efica- cia racional a partir de la imaginación, transparentando al lector el modo en que emerge una imagen en la ausencia de lo representado: Imaginar un espacio cuadrado, construido, cercado de rboles: con ban- cos, faroles, cables de luz, el suelo embaldosado y a pedazos la tierra cu- bierta de césped […] Imaginar allí una figura cualquiera sentada en un banco con los ojos cerrados […] Imaginar que esa figura es una mujer con los ojos cerrados, acurrucada para sacarse el frío […] Imaginar que esa mujer es una desharrapada en la plaza, entumida de frío (137).

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