Poesía Chilena en dictadura y postdictadura
36 | Eltit no ficciona a partir de la realidad. Hace ficción para ingresar en esta. En otras palabras, la escritura de Eltit produce nuevas formas (o multiplica las formas) de ficcionalizar la realidad para, desde allí, hacerse en ella. Considerar estas nuevas formas de ficción permite (o hace posible) visibilizar la dimensión poética que sustenta la escritura de Lumpérica , pues esta se produce mediante una constante re-elaboración del lenguaje para, en su recreación (o repetición), posibilitar su entrada al mundo. Es decir, m s all de transformar la realidad en palabras, la escritura de Diamela Eltit se preocupa por hacer(se) realidad en el texto, desde la fragmentación del sig- nificado, para devenir en múltiples significantes. De acuerdo con Sergio Ro- jas (2012), el fragmento, en este sentido, tiene valor por sí mismo, escap n- dose del orden del significado (o lo significado), para entrar en la escritura como un potencial elemento de significalidad (41). Así, pues, se comprende la imposibilidad (o conjura) del relato lineal en la novela, ya que est lejos de interpretar la realidad, intenta cifrarla para reconvertirla hacia nuevas posi- bilidades de expresión. Desde esta perspectiva, Lumpérica se presenta como una obra que experimenta con las diferentes materialidades del lenguaje (Kirkpatrick 62), con la finalidad de ejercitar en la escritura una constante reflexión crítica sobre ésta. En dicha experimentación, una parte fundamen- tal de su técnica escritural, adem s de la hibridez, resulta ser la simulación. Entendida como una herramienta crítica que posibilita la subver- sión, la insinuación o la desemejanza de la escritura, la simulación, en Lum- périca , se comprende como un maquillaje que posibilita expandir la poten- cia del lenguaje hacia nuevos registros estéticos-políticos. En este aspecto, la palabra simulada funciona como tr nsito o engranaje entre los distintos gé- neros, modalidades y recursos que sustentan la literatura. De hecho, la si- mulación, lejos de constituir una mera imitación o copia, no se limita a la reproducción, sino que m s bien se abre o produce una diferencia, se abre hacia lo ilimitado y lo Otro para producir algo nuevo. Según el filósofo Gi- lles Deleuze: “se trata de lo falso como potencia” (305), es decir, posibilita la maquinaria de lo disímil, “las distribuciones nómadas y de las anarquías” (305). En otras palabras, “la simulación designa la potencia de producir un efecto ” (306). Dicho efecto, sin duda, apunta a subvertir los íconos del mun-
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