Poesía Chilena en dictadura y postdictadura
| 23 | Estupor y silencio. 45 años de poesía en Chile naciones, acción popular que se gesta desde el año 83 (…) Se espera un flo- recer de posiciones, miradas críticas en la naciente democracia con la llegada de los exiliados Schopf, Grínor Rojo, Soledad Bianchi. Pero no fue así” (89- 90). El desencanto de Cuevas traduce una sensación general de la época, la desilusión de una parte importante de la población chilena que advierte que las condiciones de vida no van a cambiar con la llegada de la democracia, sensación que los sucesivos gobiernos de la Concertación en esta década no hacen sino aumentar. La desilusión social tiene expresión en una fuerte in- diferencia de los jóvenes frente a los mecanismos de la democracia, quienes se muestran reacios a participar en los procesos eleccionarios. Se trata de la llamada generación “ni ahí”, que concentra en esa expresión su desidia, pero también cierto resentimiento frente a un mundo político que se percibe aje- no y distante, sin conexión con la problem tica cotidiana de la mayoría de la población. En este ambiente contradictorio, a la vez marcado por las tensiones políticas y la despolitización de un sector importante de los jóvenes, la acti- vidad poética se desarrolla m s bien al interior de espacios privados, como los talleres, o bien en lugares con alta especificidad literaria, como son las facultades de humanidades o letras de las universidades. Por otro lado, en el sur de Chile, la actividad poética parece encontrar un espacio de resisten- cia a través de la poesía mapuche y la poesía intercultural con autores como Clemente Riedemann, Elicura Chihuailaf, Leonel Lienlaf o Graciela Hui- nao: poetas y poéticas que ser n el eje principal de estudios como los de Iv n y Hugo Carrasco. Respecto de los autores que comienzan a publicar en la década de 1990, Francisco Véjar señala en el Prólogo de su Antología de la poesía jo- ven chilena : “Los poemas de esta antología tienen el mérito de haber tras- pasado la barrera del discurso contingente de épocas anteriores, para pro- ducir una apertura hacia otras tradiciones que se asumen como propias m s all de cualquier límite geogr fico o de otro tipo” (12). En consonancia con el objetivo de los gobiernos concertacionistas de resituar a Chile en el con- cierto internacional, las palabras de Véjar nos hablan de una apertura poé- tica hacia otras tradiciones, de la mano de una superación del discurso con-
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