Poesía Chilena en dictadura y postdictadura
22 | En el mbito cultural, el Chile de los 90 est marcado por varios fe- nómenos, disímiles entre sí, pero que configuran un nuevo escenario. A la resistencia y organización de los movimientos de los 80 sucedió r pidamen- te una cooptación política; a las expectativas generadas por el triunfo del “No” en el Plebiscito y la elección de Patricio Aylwin sucede una sensación de desencanto generalizada. Por una parte, algunos de los antiguos líderes estudiantiles pasan a integrar los gobiernos de la Concertación, en los que conviven con la tecnocracia que administra el modelo neoliberal sin generar en él pr cticamente ningún cambio. Por otra, la precarización de la cultura llevada a cabo por la dictadura se prolonga en una política asistencial del Es- tado, visible sobre todo en los llamados “Fondos de Cultura”. Esta política, que se corresponde estructuralmente con el neoliberalismo al establecer que los actores culturales deben competir entre sí por los fondos necesarios para desarrollar sus proyectos, beneficia principalmente a quienes logran imbri- carse con una lógica del impacto cuantitativo y un discurso de la eficiencia. Este modo de producción cultural generar dos grandes clases de agentes culturales. Por una parte est n quienes logran plegarse a esta lógica, siendo beneficiados por los fondos estatales, y por otra est n quienes, al no conseguir articularse con los fondos, o bien no aceptando el financiamiento competitivo, se inclinar n por una camino alejado de esta política. Esta for- ma de enfrentar la actividad cultural sin recurrir a la subvención del Estado dar surgimiento a dos conceptos que marcar n el devenir cultural chileno en la década siguiente: autogestión e independencia. En el mbito poético, el desencanto y el distanciamiento con res- pecto a las políticas culturales de la Concertación se hacen cada vez m s evi- dentes. En 1992, José Ángel Cuevas publica 30 poemas del ex poeta . Ya desde el título, Cuevas establece un discurso a contrapelo del optimismo concer- tacionista, planteando la duda sobre la posibilidad de escribir poesía —y de autodefinirse como “poeta”— dentro de un período en que la palabra clave de la política es “consenso”. Con la denominación de Cuevas como ex poe- ta, el autor se instala en un espacio por fuera de la institucionalidad cultu- ral, gesto que tendr una profunda repercusión en poetas posteriores a él. El mismo autor, en su Autobiografía de un ex-tremista , señalar al respecto: “En los años 90 se da fin al ‘otro Chile’ el de la resistencia, protestas, coordi-
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