Poesía Chilena en dictadura y postdictadura

| 139 | Chile en dictadura o el cuerpo degradado y exhibido en Carmen Berenguer, Marina Arrate y Elvira Hernández tura, señala Brito, se convirtió en un escenario performativo de protesta, es- pacio en donde el trauma se encarnó con el fin de “hacer memoria”, de esta forma, se promovió una toma de conciencia respecto tanto de la herida cau- sada por la dictadura como de la marginalidad que tuvo como consecuencia, de esta manera, tanto “Nueva escena” como otros poetas y escritores traba- jaron desde estos m rgenes (16), estos “campos minados”, abriéndose paso desde la marginalidad con el objetivo de luchar contra ese borramiento de la memoria y ese querer olvidar, propiciado por los ideólogos de la dictadu- ra, quienes maquillaron la realidad con el fin de que quedara olvidada. Bri- to agrega, adem s, que el rol del escritor en este contexto fue el de encontrar nuevos lugares (14), de enunciación, desde donde posicionarse, sobre qué expresar, adem s de resignificar los que ya existían y de buscar el no-lugar como un lugar posible y v lido. Todo lo cual generó en el país un clima de desesperanza que se enfrentó y resistió a través de la reconstitución del Otro (19), del sometido, acallado, subyugado, degradado, cuya presencia vino a resignificarse y reivindicarse a través de la palabra, la ficción y la performan- ce, de ahí entonces que la figura de la mujer cobre vital importancia, debido tanto a su car cter históricamente desplazado (20), como al sometido literal y metafóricamente durante la dictadura, en donde el cuerpo de la mujer re- sulta fundamental para las poetas del período, ya que representa la subyuga- ción y degradación a la cual se vieron sometidas las mujeres y a su vez Chile, considerado también como un cuerpo. Y cabe agregar, las poetas promovie- ron, adem s, un car cter reivindicativo de esta marginalidad, resemantiz n- dola. Por otra parte, Raquel Olea en su texto llamado Lengua Víbora (1998) profundiza en torno a las implicancias de la escritura de mujer des- de la dictadura, señalando que ellas enarbolan lenguajes subrepticios que se abren paso en el espacio público, transform ndose en una escritura con po- der y repercusión, que se transforma en una resistencia contra-hegemónica que se lanza en picada para subvertir el binarismo masculino/femenino, es decir, una discursividad que representa a una sujeto de poder legitimada cul- turalmente, que se hace cargo de la necesidad de escenificar la heterogenei- dad escritural y, por tanto, de visibilizar la escritura antes excluida y silencia-

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