Poesía Chilena en dictadura y postdictadura

| 15 | Estupor y silencio. 45 años de poesía en Chile rar como ilegal cualquier ideología basada en la lucha de clases , con lo que no solo prohíbe t citamente la existencia de partidos políticos de corte mar- xista, sino que intenta modelar un tipo de pensamiento “oficial”, de car c- ter unívoco e incuestionable. En este extracto puede apreciarse el funcio- namiento del concepto de reciprocidad enunciado por Williams, ya que necesariamente construye una noción del Estado por oposición a los grupos e ideologías que considera como enemigos de un cierto orden de cosas. Es decir, el texto se constituye por la negación de su polo ideológico opuesto. Evidentemente, la Constitución no es el único medio por el cual el régimen intenta ejercer una hegemonía sin contrapeso. Por el contrario, el contenido ideológico “anticomunista” es diseminado de formas variadas: desde los medios de comunicación hasta los centros culturales de los mu- nicipios, es posible observar los lineamientos de la Política Cultural de la dictadura, cuyos principios rectores dimanan del Departamento de Exten- sión Cultural, al interior del Ministerio de Educación. Estos principios, se- gún exponen Luis Hern n Err zuriz y Gonzalo Leiva en El golpe estético , se- rían “nacionalismo y reconstrucción patrimonial, subordinaciones, orden y patriotismo” (63). Por su parte, la socióloga Giselle Munizaga en El dis- curso público de Pinochet analiza y expone los principales ejes discursivos de la dictadura, adem s de los objetivos que esta perseguía: “Como todos los gobiernos de este tipo, su ideal ha sido transformar la sociedad en una uni- dad plenamente integrada y participativa de unidades subordinadas a un solo mandato y dirigidas hacia una meta única” (15). Es decir, el objetivo del discurso dictatorial es aunar a la población en torno a un proyecto úni- co, compacto y de relaciones sociales verticalizadas. Del mismo modo, in- tenta definir a la población del país según su adscripción o no al régimen, en una verdadera escenificación maniquea que reduce la diversidad a solo dos opciones: o se est a favor de Chile (es decir, de la dictadura) o se est en contra de Chile (es decir, a favor de la ideología marxista). Para Muni- zaga, el discurso dictatorial posee “la potencia que han tenido en todos los tiempos de la humanidad los mitos, en tanto ofrecen una visión de mundo plenamente coherente, carece de ambigüedad, un mundo certero, sin dudas, donde las categorías de bien y mal, de felicidad y desgracia, de pruebas y re-

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