Mejorar la educación : aprendizajes desde la investigación educativa
Diversidad sexual y escuela: ¿una pedagogía del clóset? 103 aplicar disciplina o por qué un estudiante que decide cantar una canción de amor es considerado gay por sus pares (y tal vez también por los adultos). Si tomamos en consideración ambas razones –la cognitiva y la operativa– para explicarnos esta ambivalencia de la escuela en relación a la diversidad sexual que hemos descrito hasta aquí, po- demos ofrecer una descripción más clara de esto que he propuesto denominemos como una pedagogía del clóset , una forma de hablar sobre la diversidad sexual que mantiene a algunos/as en un espacio de reserva relativa. Distintas palabras, distintos actos que siguen ocurriendo en la escuela siguen instruyendo a los y las estudiantes que, después de todo, no está tan bien ser homosexual, lesbiana o trans. Tal vez ya no se escuchan los gritos que antes circulaban en los patios, pero siguen operando pequeñas microagresiones que no son en absoluto reconocidas por quienes las realizan, pero que, a veces, pueden tener un efecto abrumador en quien las escucha, forzándo- lo/la, por ejemplo, a permanecer en el clóset, a ser excesivamente discreto/a si acaso decide salir, o a considerar que su experiencia personal de reconocerse «diferente» a la norma no tiene nada que aportar a la construcción de la normalidad en la escuela. Si un/a estudiante heterosexual no se siente interpelado/a, en su propio proceso de construcción de la identidad sexual por una compañera o un compañero LGBTI, se sigue manteniendo una desigualdad que la escuela parece no querer afrontar. En lo personal, también he propuesto el término pedagogía del clóset porque la educación sexual nunca es estática y debería- mos reconocer el carácter dinámico que esta tiene para poder así modificarla. Luego, esta pedagogía del closet no tiene que ser algo inmutable: lo que podría quedar encerrado de ahora en adelante es la violencia homofóbica. En otras palabras, lo que está propiciando a algunos a permanecer en cierto encierro puede también subvertirse para encerrar aquello que mantiene diferencias entre personas y que permite que todavía la gran mayoría de los y las estudiantes sienta que en la escuela pueden circular comentarios violentos con cierta impunidad. Quizás lo que debe quedar guardado no es la diversi- dad sexual, sino el modelo cultural, que todavía requiere fuertes y débiles para mantener el orden. Independientemente del género o la
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