Mejorar la educación : aprendizajes desde la investigación educativa
Pablo Astudillo Lizama 102 el currículum informal de una escuela. Tal como lo señalan François Dubet y Danilo Martuccelli en su ya clásica obra Sociología de la experiencia escolar , dicho currículum corresponde a todos aquellos elementos que, más allá del currículum establecido por las normas escritas, van transmitiendo contenidos y normas sobre la vida social, regulando de este modo la convivencia escolar, pero también pro- duciendo jerarquías y desigualdades entre quienes concurren a una escuela. Este currículum se reproduce en conversaciones de pasillo, en los comentarios dichos al pasar, en las bromas, en los juegos y en las recompensas y castigos que reciben determinadas microcon- ductas. De algún modo este currículum hace más transparente la paradoja del sistema escolar que identifican los autores: todo en la escuela opera sobre la idea de tratar a los individuos de manera igualitaria, pero esta misión convive con la idea de que la escuela «debe» calificar a los individuos, separando así entre los que han aprendido y los que no, entre los que se comportan adecuadamente y aquellos que no; todo esto en función de la labor socializadora de la institución escolar. Ahora bien, Dubet y Martuccelli dirán que este currículum informal es producido por las costumbres sociales, a la vez que las reproduce. Luego, si –como dice Jaime Barrientos en su libro Violencia homófobica en América Latina y en Chile – las antiguas violencias machistas del pasado han dado pie a microagresiones en el presen- te, es fácil comprender por qué nos encontramos con un escenario escolar de tolerancia y agresión simultánea. El sociólogo Pierre Bou- rdieu, en su obra La dominación masculina , señala que socialmente se sigue operando en un escenario donde se asocia autoridad con fuerza y virilidad. Este modelo, al decir de Bourdieu, corresponde a una «matriz masculina» que necesita que alguien sea el fuerte y otro el débil en toda interacción, y que curiosamente juzga como más masculinos a aquellos que transgreden las normas, que «no temen» ser incorrectos. Si pensamos en estas dos ideas podemos entonces comprender cómo la cultura se expresa en la escuela, reforzando determinadas conductas y castigando otras, todo por fuera del cu- rrículum explícito. Esto nos permite entender por qué los hombres adolescentes son más populares mientras menos comportados sean, por qué los profesores siguen subiendo el tono de voz para poder
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