Mejorar la educación : aprendizajes desde la investigación educativa
El autorretrato: una oportunidad para la búsqueda de identidad... 67 formas más parecidas; comentar con ellos/as algo de las proporciones del rostro; y cuidar que las características como pecas, lunares y color del pelo siempre sean destacadas como aspectos que enriquecen la imagen de cada cual y que son parte de la gran diversidad que nos proporciona la naturaleza, de modo que el niño o la niña pueda reconocerse, aceptarse y quererse por medio de esta actividad. El paso hacia la siguiente etapa suele ser menos fluido o más accidentado y, de todas maneras, más doloroso para muchos, a tal extremo que dejan de dibujar para siempre argumentando que son «malos/as para el dibujo» y se creen malos/as para el arte. La afirma- ción solo es parcialmente acertada: les cuesta dibujar correctamente y entonces es necesario ofrecer más variedad de técnicas y materiales diversos para seguir desarrollando sus habilidades artísticas, tales como técnicas de líneas o manchas generadas al azar –o masas que permitan explorar el volumen–, collage (con imágenes encontra- das) y técnicas mixtas, entre otras. Es que el ojo humano llega a su máximo desarrollo a esta edad. El ojo entrega mucha información a un cerebro que aún no ha aprendido a clasificar este cúmulo de estímulos, pero sí percibe que lo dibujado no está representando lo que el ojo ve. También es aconsejable impartir conocimientos rela- cionados con las proporciones del cuerpo y rostro humano, como aquellas que Betty Edwards expone en su libro Aprender a dibujar con el lado derecho del cerebro . Otro aspecto que complejiza la representación realista es que existen varios tipos de expresión, y el o la preadolescente –en busca de definición– explora profusa e inconscientemente las posibilidades de todos estos. Retomando las tres funciones propuestas por Hans Günther Richter, «representación, comunicación y expresión», y vinculándolas con lo que sucede durante la preadolescencia, cons- tatamos que los niños y las niñas se van polarizando de forma ex- ploratoria y luego definiendo en uno de los tres tipos de expresión descritos por Lowenfeld: tipo de expresión visual – representación (realismo); tipo de expresión intermedio, también conocido como decorativo – comunicación (equilibrio y armonía); tipo de expresión háptico – expresión (sensaciones y sentimientos). En la adolescencia, que Lowenfeld llama etapa de la decisión , es cuando estas funciones se cristalizan y van determinando una línea
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