Mejorar la educación : aprendizajes desde la investigación educativa

La ruta de los derechos o acerca de por qué debemos reconocer... 245 particularmente, a los avances en la protección y reconocimiento de derechos de las personas o grupos sociales que han estado his- tóricamente en una posición de subordinación y que han sido dis- criminados, excluidos, explotados e invisibilizados; en síntesis, que no han sido reconocidos como personas y, por tanto, han carecido de derechos. La esclavitud, los niños y las niñas, los y las indígenas, los y las migrantes y, por supuesto, las mujeres, son claros ejemplos de ello. Retomemos el hilo: ¿cuáles son los principios y valores que están a la base de los derechos que sustentan nuestro sistema educativo actual y, particularmente, de aquellos relacionados con la no discriminación y el respeto a la diversidad? Responder esta pregunta implica recorrer la ruta de la evolución de los principales derechos que configuran nuestro escenario actual: los derechos humanos; el derecho a la educación; los derechos de los niños y las niñas; los derechos de las mujeres; y el reconocimiento de la diversidad de las personas LGTBI (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales). Cada uno de estos derechos contiene un conjunto de valores y principios por los que han luchado generaciones de personas desde hace siglos atrás. Es decir, el camino –o, más bien, los caminos– de la evolución del reconocimiento de la persona (humana y jurídica), del derecho a la educación y de los derechos de los niños y de las mujeres son muy, muy largos. Son caminos que se entrelazan en el tiempo; a veces retroceden y se bifurcan, pero siempre avanzan. Abordaremos aquí el momento en que estos derechos son consa- grados por parte de la comunidad internacional de países; es decir, cuándo estos derechos se establecieron como tales. Vamos por partes. Lo primero es remontarnos al menos a unos setenta años atrás. Tras la Segunda Guerra Mundial, 56 países reu- nidos en la Asamblea General de Naciones Unidas acordaron escri- bir y aprobar la Declaración Universal de los Derechos Humanos como una forma de reconocer la valía y dignidad del ser humano y sus derechos por el solo hecho de ser persona. También con ello esperaban impedir que volvieran a suceder las grandes atrocidades ocurridas antes y durante la guerra. Cabe destacar que fue una mujer, Eleanor Roosevelt, viuda del presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, quien presidió el comité encargado de la redacción

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=