Mejorar la educación : aprendizajes desde la investigación educativa

María Inés Picazo Verdejo 240 «gobierno ciudadano» de la presidenta Michelle Bachelet, en detri- mento de la figura del tecnócrata y de los partidos políticos (Silva, 2007). En su primer mensaje a la nación, en mayo del año 2006, la presidenta declaró desear la renovación de la manera como el poder es ejercido por el gobierno. Algunas iniciativas institucionales significativas ampliaron las vías de acceso al Estado en este período, como fue el caso de la agenda proparticipación ciudadana 2006-2010 y la creación del Consejo Nacional de Participación Ciudadana y Fortalecimiento de la Sociedad Civil. Esta voluntad de la presidenta se enfrentó con la crisis del sector educacional abierta por los secundarios pocos meses después de su llegada al poder. Los/as estudiantes demandaron una educación de calidad para todos/as garantizada por el Estado, de tal manera que «ricos y pobres o vulnerables sean iguales en educa- ción» (líder estudiantil citado en García-Huidobro, 2007, p. 6). Esta demanda puede leerse como la reivindicación de igualdad y justicia social frente a la estratificación social que recubre el financiamiento de la demanda y la segmentación institucional del sistema en escuelas públicas, privadas y privadas subvencionadas por el Estado. Como respuesta, la presidenta constituyó una Comisión para la Calidad de la Educación. Los/as estudiantes secundarios/as aprovecharon la oportunidad que representaba el discurso ciudadano de la presidenta. Aunque su demanda de representación estudiantil en la Comisión de 50+1 no fue aceptada, lo interesante es que los/as estudiantes fueron reconocidos como partners y no solo como usuarios. Sin embargo, la naturaleza de sus demandas de derechos de ciudadanía social amenazaba la ortodoxia del gobierno de centro-izquierda y algunas no fueron aceptadas. La crisis dejó al descubierto las paradojas de la presidencia de Bachelet, pues ni su popularidad ni su voluntad quebraron la inercia de las «restricciones institucionales y políticas» que representa la política del consenso (Weeks y Borzutzky, 2012, p. 98). En lo sucesivo, la vocación ciudadana de la presidenta se tor- nará más modesta, como lo prueba la limitación de la participación ciudadana en las comisiones posteriores que se constituyeron para la reforma de las pensiones, de infancia y educación 2 . 2 Un trabajo del académico Gerard Van der Ree, elaborado en 2011, relata este proceso. Su referencia puede verse en la bibliografía de este artículo.

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