Mejorar la educación : aprendizajes desde la investigación educativa
Pablo Torche 224 En el ámbito de las instituciones estatales de educación urge revisar el sistema de rendición de cuentas para la calidad que esta- blece por ley un férreo control externo asociado principalmente a los resultados del Simce, así como a castigos para quienes no cum- plan las metas. Es posible avanzar hacia modelos más orientados al acompañamiento que al castigo, y que transfieran más poder y responsabilidad a los establecimientos –y, por ende, a sus actores– en la gestión para la mejora. En este ámbito se le ha dado más impor- tancia a las estrategias de evaluación y control externo, orientadas casi inevitablemente a la comparación y al ranking , que a la mejora interna. Es necesario renovar los sistemas de evaluación en la línea de las evaluaciones progresivas que viene realizando la Agencia de Calidad de la Educación, las que se orientan a generar información pormenorizada y útil para el uso interno de los establecimientos, no para la exposición pública. En el ámbito de los programas de apoyo educativo a los cole- gios es necesario cambiar los modelos intervencionistas externos basados en la idea de imponer un modelo de gestión o una práctica pedagógica determinada porque ha dado buenos resultados en otros contextos. Estos modelos y prácticas probadas ciertamente pueden servir de orientación, pero las soluciones, modelos y prácticas peda- gógicas deben surgir desde «abajo», o mejor dicho, desde «adentro» de los propios establecimientos, conectándose con su historia, sus creencias y sus conocimientos para, desde ahí, construir la práctica educativa más pertinente para esas y esos estudiantes en particular. A través de los estudios realizados por EDECSA comprobamos, una y otra vez, que los programas de mejora impuestos desde afuera, por más credenciales que hayan ganado en el extranjero, a la larga no sirven de nada si no son ajustados y reformulados por el cuerpo docente para su verdadera apropiación. Los programas de apoyo exitosos son aquellos que recogen las creencias y percepciones de las y los docentes, son flexibles para ser ajustados al contexto, y se aceptan y gestionan de manera participativa en un establecimiento. Así también, la experiencia enseña que no tiene sentido tratar de transferir un conjunto de prácticas efectivas, por muy probada que sea su eficacia. Lo único que sirve, lo único que finalmente se tras- pasa al aula y perdura en el tiempo, son programas que promueven
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=