Mejorar la educación : aprendizajes desde la investigación educativa
Alejandra Falabella 214 Reflexiones finales El uso de la evaluación como herramienta de control guberna- mental tiene una larga data. No obstante, desde fines de los años 80 comenzó a gestarse un modelo de rendición de cuentas con altas consecuencias en un escenario de mercado escolar. La racionalidad de la rendición ha sido cautivadora y, en parte, por ello ha calado tan hondo en el sistema educativo. Esta narrativa procura orden, exactitud y certidumbre en un campo complejo, incierto e inexacto como son los procesos pedagógicos. Es una ecuación simple, econó- mica y prometedora. Ello es parte de la numerolatría en la política y de la seductora fantasía evaluativa en un contexto de mercado que dice asegurar nada menos que la calidad de la educación escolar. Hoy en día las escuelas invierten una cantidad significativa de tiempo, recursos y energía en responder a estas políticas. Así también el Estado. La Agencia de la Calidad, por ejemplo, dedicada a evaluar el sistema escolar, tiene contratadas sobre 500 personas. En el año 2014 se llegó a gastar $25.066.472 de pesos solamente en el ítem«eva- luación de aprendizajes», en contraste con los $1.802.701 gastados el año 2000 (cifras actualizadas al peso chileno de 2018). Aunque el año 2018, con posterioridad a las críticas y debates públicos respec- to al exceso de evaluaciones nacionales, el presupuesto disminuyó a $18.112.523 (DIPRES, 2018) de todas formas es una cantidad de recursos cuantiosa. Esto sin contar el presupuesto de la SEP que los sostenedores y las sostenedoras utilizan para contratar masivamente el «monitoreo de aprendizajes», es decir, «pruebas tipo Simce». Frente a este escenario, y en base a los hallazgos evidenciados, argumento que las expectativas de la política de movilizar positi- vamente a los equipos educativos hacia la mejora continua es una expectativa fallida. Como hemos planteado al principio de este artículo, la evidencia acumulada ha mostrado que dichas medidas han intensificado los problemas de calidad, equidad e inclusión en vez de solucionarlos. Es importante mencionar que los efectos aquí descritos son mucho más profundos que la idea de «efectos secundarios» o «con- secuencias indeseadas», como suelen denominarse en la literatura internacional. Las políticas públicas tienen un orden moral, una ética.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=